Animad los cuartos de los niños mediante la incorporación de patrones geométricos en paredes, muebles y accesorios.
Pintad las paredes con listas en combinaciones de colores sencillas, sin estridencias, que sean cómodas para la mirada y a la vez aporten elegancia y sensación de solidez. Son combinaciones inteligentes que pueden perdurar en el tiempo sin problemas, incluso hasta que los niños alcancen la adolescencia.
Un gran mural decorativo en una de las paredes también es una opción vital y atrevida para una habitación infantil. Escoged como tema algún cuento clásico favorito de los niños, preferible a un personaje de la televisión cuya moda pueda pasar pronto.
También podéis recurrir a los vinilos adhesivos y establecer un tema genérico como aviones, naves espaciales o animales... Dejad que los niños participen en la elección de los motivos y negociad con ellos. Si los niños se sienten a gusto en su propia habitación, cualquier tarea les resulta más agradable... ¡incluso recoger!
Podéis utilizar sellos o plantillas para añadir detalles pequeños en muebles pintados o paredes que después puedan pintarse de nuevo fácilmente.
Otra opción para dar personalidad a la habitación infantil consiste en buscar los contrastes en los acabados de pintura para marcos de puertas y ventanas, así como en frontales de cómodas o cajones de muebles de madera antiguos.