Si buscas nuevas ideas para incorporar un elemento natural a tu hogar, el arte floral Ikebana puede proporcionarte ideas sencillas, elegantes y minimalistas para hacerlo. Este arte efímero para el que se utilizan flores cortadas, ramas y hojas persigue crear combinaciones armoniosas con el único fin de contemplarlas.
¿Qué es el Ikebana?
Ikebana es un concepto referido a un arte floral estrechamente relacionado con la cultura nipona. El término surge de Ikeru (hacer vivir, llegar a la esencia de algo) y Hana, flor (que se pronuncia como bana). Ikebana quiere decir por tanto «dar vida a la flor», «vivificar las flores». Y como todo aquello que tiene que ver con esta cultura, su objetivo no es meramente decorativo sino un ejercicio de reflexión y contemplación.
La concentración es una condición indispensable para disponer las flores con calma interior. Además en el espacio donde se realiza este arte debe mantenerse una rigurosa vigilancia del orden, de la limpieza, del silencio y de la quietud, pues en su origen, el recinto donde se hacían los arreglos florales era sagrado, concepto que se mantiene hasta hoy.
En el ikebana se utilizan flores cortadas, ramas, hojas, semillas y frutos. En el contexto oriental, la palabra flor (Hana) incluye toda especie de plantas: ramas, hojas, hierbas, raíz, musgo, etc. Por los elementos utilizados este arte resulta efímero, estando limitado por el tiempo que las flores tardan en marchitarse. Esa fecha de caducidad hace que cada composición sirva como un ejercicio de reflexión sobre la belleza de las formas y el paso del tiempo.
¿Cómo hacer un ikebana?
Para realizar un ikebana se necesitan flores cortadas, ramas, hojas, semillas o frutos. No es necesario utilizar cada uno de ellos, pero si combinar aquellos elementos que escojamos de forma armoniosa, siempre conservando la asimetría y respetando la simbología de cada elemento.
Modelo triangular
En general, todo arreglo floral japonés Ikebana está compuesto de tres grupos de flores con el fin de representar el triángulo Tai-Yo-Fuku (cielo-tierra-hombre, respectivamente). La línea más importante es el tallo que representa el Cielo, y que a menudo es llamado primario o “Shin.” Este constituye la línea central de todo el arreglo y en consecuencia, se debe escoger el tallo más fuerte y alto para representarlo.
Le sigue en importancia el tallo secundario o “Soe,” que simboliza el Hombre. Esta colocado de manera que proporciona el efecto de un desarrollo oblicuo proyectado por delante de la línea central. Debe tener aproximadamente dos tercios de altura del tallo primario y hallarse inclinado hacia este último.
El tallo terciario o “Hikae,” que representa a la Tierra, es el más corto y esta dispuesto hacia el frente o ligeramente hacia el lado opuesto de la base de los dos primeros. Una vez colocados correctamente los tres tallos principales, se pueden además agregar flores adicionales para completar cada arreglo.
Flores y simbología
Las ramas en flor del cerezo, el ciruelo o el melocotonero con utilizados comúnmente en Ikebana para crear altura y movimiento. Entre las flores, crisantemos, peonías y flores de loto se utilizan para representar aspectos como la longevidad, la riqueza o la pureza respectivamente. También son frecuentes orquídeas, glicinias, camelias, jazmín, narcisos, rosas, azaleas y magnolias.
El simbolismo del paso del tiempo es de gran importancia para el arreglo floral japonés Ikebana. Así como es importante representar características propias de la estación del año, también es esencial prestar atención a la simbología relacionada con el desarrollo de los elementos vegetales utilizados con el fin de representar:
El pasado: capullos abiertos, vainas vegetales y hojas secas.
El presente: capullos semi-abiertos u hojas lozanas.
El futuro: yemas, como sugerencia del desarrollo futuro.
Una vez que se ha escogido el material, el próximo paso es el de la poda. La mayor parte de las flores o ramas, independientemente de la forma u orden en que se hayan desarrollado, poseen algunos elementos superfluos, especialmente cuando se les usa con propósitos ornamentales.
El recipiente
En el modelo triangular básico y dependiendo de cómo sea el recipiente utilizado como base del arreglo tenemos las siguientes variaciones:
Moribana. Esta forma de arreglo utiliza recipientes bajos y anchos. Los elementos escogidos se clavan en un ‘kenzan’ para reproducir paisajes. Estos, se apoyan a su vez sobre el recipiente conocido como ‘kaki’, lleno de agua para alargar la vida de cada arreglo.
Nageire. Es la forma de arreglo que usa floreros altos y cilíndricos.
El proceso de creación
El proceso de creación se llevará en silencio, ya que se trata de un ejercicio de meditación en el que la naturaleza toma forma frente al autor. Además en el ambiente donde se realiza el arte de las flores debe mantenerse una rigurosa vigilancia del orden, de la limpieza, del silencio y de la quietud, pues en su origen, el recinto donde se hacían los arreglos florales era sagrado, concepto que se mantiene hasta hoy
La contemplación es el último paso del proceso de este arte floral. En el momento en el que la creación se ha terminado, hay que dedicar un tiempo a la contemplación de lo que se ha hecho y reflexionar sobre el proceso de creación. Ya que como hemos adelantado, lo importante no es la acción final sino el camino que te ha llevado a esa acción.
Antes de hacer el arreglo, reuerda considerar dónde vamos a colocarlo, fijándote en los muebles, el color de las paredes y los elementos que lo rodean. La flor, el florero y el ambiente deberán estar en armonía con estos, con el fin realzar el valor artístico del ikebana.
El artículo ha sido originalmente publicado en Decoora.