Después de nuestra boda, aterrizamos de la luna de miel con un crudo golpe. Algo que ademas de darte una bofetada de realidad y te hace bajar de las nubes, te hace relativizar todo un poco mas, y echar de menos las oportunidades de decir “te quiero” a los que están a tu lado. Y arrancar… arrancar mas lentamente, y eso que la vuelta vino plagada de trabajo, de proyectos, de perspectivas y de aires nuevos, pero muchas veces por falta de tiempo, de ritmo y de no querer fallar, los pequeños placeres quedan en un segundo plano.
Por eso, y aunque lo que queda de año, y los planes que tenemos para el próximo, voy a hacer un llamamiento a mis queridas, ellas bien saben quienes son, para decirles que venga, hay que poner fecha, pero a mi, invitame a un brunch asi… me tenéis mas que ganada! (aun mas).
Y es que a mi otra cosa no… pero organizar un sarao me gusta de mas, así que ya estoy pensando en organizar uno de estos en casa, para charlar, reír, ver fotos y chicas… freíros a fotos de la luna de miel. jajajajaj.
Un brunch otoñal puede ser el plan perfecto para un domingo casero. Organiza y planea una decoración cálida, diferente y con un toque natural. Una puesta en escena, llena de naturalidad, de buena comida, y de algún que otro detalle diferente. Velas, flores y textiles ligeros con los que acompañar de un aire romántico y cálido una celebración perfecta para esta temporada.
Así que empezare a hacerme con un menú al mas puro estilo Kinfolk, buscare el atrezo perfecto, y quien sabe cuando… pero espero que pronto podamos disfrutar de un break asi.
¿Os apuntáis?
via
.