A pesar del interesante trabajo que están haciendo los ceramistas de España y otros países europeos muy cercanos, como Francia o Portugal, la cerámica artística no es suficientemente conocida por el gran público. Pero parece que esto puede cambiar gracias a certámenes como la Fira Internacional de Ceràmica i de Terrissa d'Argentona, en Cataluña, que se celebra desde hace 55 años a principios del mes de agosto.
El Museu del Càntir y el Ayuntamiento de Argentona, organizadores del acto, apuestan fuerte para acercar al ciudadano el maravilloso trabajo de estos artistas. Os ofrecemos un recorrido por las calles de Argentona donde, durante cuatro días (del 4 al 7 de agosto) se pudieron ver y comprar piezas de decoración de países como Francia, Portugal, Argelia, y España.
En la obra de los franceses encontramos la huella de dos culturas: la española y la árabe. Un ejemplo de la primera influencia se aprecia en las piezas de la foto inspiradas en el mundo de los toros. La siguiente imagen, presenta un juego de cajas del que surgen caras humanas.
La fuerte tradición alfarera de Francia también quedó patente entre algunos de los artistas que ofrecían piezas tradicionales durante la muestra. Sin embargo, estos floreros se alejan de la concepción simple del jarrón con flores, ya que su diseño es plenamente original.
La marca de la cultura árabe la encontramos en los estampados geométricos de un sinfín de piezas decorativas. Aquí mismo tienes un ejemplo: un cojín de cerámica de regusto rústico que casi consigue hacernos creer que está relleno de plumas.
Pero nuestro país vecino también expuso piezas desenfadadas como las esculturas de nadadores de un artista de Saint-Victor-des-Oules. Algunas combinaban la cerámica con el gresite azul de las piscinas, un material que actualmente reviste las paredes de los baños de inspiración moderna.
En Argentona tampoco faltaron las obras coloristas de nuestros vecinos lusos. Portugal trajo a Argentona un amplio abanico de objetos: desde los clásicos jarrones estampados de flores hasta divertidas lámparas, pasando por objetos tan prácticos como bandejas o relojes.
En la cita participaron profesionales que prefirieron exponer objetos que simbolizaran los pensamientos más escondidos de su creatividad, como estas figuras redondeadas de un artista de la costa del Maresme, cuyo estilo es de difícil definición.
La mixtura de diferentes folclores en un mismo lugar soprende al visitante en cada puesto. Sin ir más lejos, desde Argelia nos llega la cerámica más fina plasmada en jarrones y juegos de té, como el de la foto, en el que se combinan colores vivos y pinceladas de oro.
Pero la gran atracción de la feria fueron los artistas autóctonos, entre los que encontramos un poco de todo. Los ceramistas españoles expusieron juegos de café y lámparas llenas de imaginación, pero también hubo quién se atrevió a invitarnos a sentarnos cómodamente en una sorprendente silla.