Con el tiempo y al estar almacenada en un sitio húmedo, la chapa del pie se fueron despegando y enmoheciendo y este es el estado en el que llegó a nosotros.
Las marcas de la tapa podrían ser también de humedad sumado a que durante mucho tiempo le dio el sol tras un visillo calado, apareciendo esos pasmados tan marcados en la chapa.
Estas manchas suelen estar siempre en el acabado y no en la chapa, nada que una limpieza adecuada no pueda quitar. Pero antes, como siempre retiramos los herrajes, desmontamos accesorios y encolamos las chapas levantadas por efecto de la humedad.
Una vez consolidadas las chapas y otras zonas estructurales, empezamos con las catas de limpieza hasta que damos con la más adecuada. Todo lo referente a limpiezas lo podéis encontrar en el Cuaderno Online Nº1: Tintes y ceras Aquí tenemos algunos detalles de los laterales y las piezas a ambos lados del cajón para las canillas.
En la tapa hay que tener más cuidado porque la chapa es muy fina y quebradiza.
El frente de la tapa tiene unas manchas muy irregulares por un lado, y por el otro debemos hacer una limpieza mecánica con bisturí para salvar la palabra SINGER.
A veces hay que repetir la limpieza varias veces hasta que quede totalmente regular. Neutralizamos al finalizar la limpieza y ya podemos dar una aguada muy suave para igualar distintos tonos. Recordar que el color final es siempre el tono en seco, no en mojado! En la imagen vemos antes de aplicar la aguada a la derecha y en mojado a la izquierda.
En los interiores de los cajones y en la trasera no hacemos limpieza, basta con aplicar con una lana de acero media y una buena cera, como la hecha en el taller aroma vainilla, que además de dar un aroma delicioso, nutre y limpia a la vez.
Hemos aplicado también cera de vainilla en los soportes de los cajones bajo el tablero. Ya están listos para ser montados de nuevo.
Solo nos queda pintar de esmalte Gianni acrílico mate los cajones a petición de su dueña, que además le da un toque de luz muy bonito. Hemos quitado los pomos para encerarlos y queden perfectos.
Por último protegemos el tablero sobre el que se montará la máquina de coser con un barniz al agua mate, resistente al roce y uso diario. La cera dejaría el poro demasiado abierto y en esta parte nos conviene algo más duro.
Personalmente me da mucho gusto esta parte del proceso porque aunque es de locos decirlo, parece que los muebles te sonríen cuando les das el pulido final.
Definitivamente sonríen, si.
Para la tapa sin embargo sí hemos optado por cera, para darle elasticidad y poder darle un mantenimiento regular. Tras esas manchas irregulares se escondía una preciosa veta.
Como veis no es porque lo digamos muchas veces, pero este trabajo ha sido un 85% limpieza bien hecha, y apenas hemos pasado una lija de agua para rematar. Con esto hemos conseguido mantener todas las marcas del tiempo y la pátina de la madera, ha merecido la pena y mucho. Solo queda volver a engrasar toda la maquinaria para hacerla funcionar como en sus mejores tiempos, Josefina estaría feliz.. seguro!
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