¡Hola a todas!
A menudo recibo bastantes mensajes y correos preguntándome acerca de la pedagogía Montessori y sobre todo cómo aplicarla en casa. Es cierto, que de un tiempo para acá, la palabra Montessori parece estar en la boca de todos, y aunque y soy de las que se alegra que cada vez se haga más eco de pedagogías como ésta, tampoco me gusta que caigan en el saco de “mainstream” o de moda, y que se hagan “por que si” Sin saber todo lo que hay detrás.
Yo no soy guía Montessori ni estoy formada especialmente sobre ello, es decir, lo que sé, lo sé por las carreras de magisterio que cursé o la formación de profesorado que hacíamos cada año. Lo que sí que hago a menudo, es seguir blogs o incluso cuentas de Instagram de personas que sí que lo son y que me permiten seguir “actualizada” en el tema, hasta que vuelva a tener tiempo para estudiar más profundamente (por allá el 2030 calculo…
Hoy, os quería sobre todo animar a que indaguéis y os planteéis otra manera de hacer las cosas; quizás os sorprenderá de ver que muchas ya las hacíais pero no erais conscientes de lo que significaba. U creedme que solo con el hecho de ser consciente, el cambio es increíble. Por supuesto os podéis leer toda la obra y vida de Maria Montessori, aunque si tenéis tiempo para ello, yo antes haría una formación de guía Montessori. Así que para las madres que como yo, el tiempo escasea bien poco, os recomiendo un par de libro muy muy amenos, muy rápidos y prácticos en los que podréis coger algunas pinceladas de las principales características de la pedagogía y además coger ideas de actividades para hacer en casa. Se trata de los libros 60 actividades Montessori para tu bebé (hasta los 18 meses) y 100 actividades Montessori (para niños de 2 a 5 años). De esta misma editorial y en la biblioteca de Jugaia podréis encontrar otros libros y cuentos que quizás os interesan, así que no dejéis de echar un vistazo.
Si queréis saber mi opinión y como nosotros hemos ido introduciendo algunos elementos en casa, os diré que todo ha sido de manera muy natural y a partir de la observación del día a día. Lo que nos planteamos sobre todo los 18 primeros meses de Valentina, fue adaptar el espacio para que satisficiera sus necesidades, más que incluir materiales. Algunos como la pelota Montessori (que os escribí un post hace mucho aquí), o las campanas musicales, sí que considero que son interesantes y atractivas para tenerlas en casa.
Una vez aparece y explota el juego simbólico, hay infinidad de materiales que podemos empezar a introducir para que vayan formando parte de sus rutinas, como el recogedor, el tendedero, la escoba o el cepillo; pero como veis se trata de elementos muy simples y que hasta que no son mucho más grandes, para mi, el principal factor es el ambiente y el adulto que acompaña.
Una vez son más mayores, la infinidad de material Montessori (sobre todo a nivel matemático y de lenguaje) es infinito, no te lo acabas. Es verdad que se trata de unos materiales muy estructurados y con un objetivo muy claro, entender a través de las manos, tocar el conocimiento, jugar con ello y hacerlo propio.
Como maestra soy una enamorada de ello, y realmente, yo que aprendí sin nada de esto si no con el “memorizar, memorizar, memorizar”, ha sido increíble vivir en primera persona otras formar de llegar al conocimiento. Eso sí, hay que saber usarlo y presentarlo, por eso os digo que es interesante leer sobre ello ya sea en formaciones o en blogs especializados.
Materiales como los abecedarios, los cilindros, la torre rosa, las balanzas, las regletas… son materiales que acompañan al niño y hacen de puente para que pueda llegar a entender los conceptos, no memorizarlos. Por supuesto Valentina ahora es muy pequeña para todo esto, aunque estoy segura que no me daré cuenta y entraremos de lleno en el mundo de las palabras y se dará cuenta de que vive en un mundo lleno de ellas, y será en ese momento cuando aparezca este material para que pueda ayudarla a entenderlo.
Y si, en ese momento también habrá por ahí una Julieta que aunque por edad no le tocará convivirá de mucho antes con un material que seguramente usará para otras funciones, pero no pasará nada porque todo tendrá un por qué. Y porque además tendrá a una pequeña maestra de la que aprenderá y observará muchísimo.
¿Con todo esto que os quiero decir? Pues que los materiales Montessori (al igual que el resto de pedagogías como la Waldorf o la Pikler), son increíbles y sus posibilidades infinitas, pero hay que comprarlas con cabeza y usarlas con sentido. Se trata de materiales y de juguetes de un alto valor (tanto pedagógico como económico), que nos pueden durar muchísimos años, pero que si los introducimos en edades equivocadas podemos llegar a pensar que realmente no sirven para nada, que son modas, o que a mi hijo este tipo de juguetes no le gustan. Es como ofrecerle un arco iris Waldorf a un niño de 1 año ¡o incluso de 2! Es un material muy muy complejo. Valentina justo ahora empieza a usarlos, y más bien los pequeños y medianos, y creedme cuando os digo que es increíble cuando ves lo que son capaces de crear cuando están preparados, sin ningún tipo de acondicionamiento. Te sorprenden dándole usos y funciones que los adultos no nos habíamos planteado. Se convierten en nuestros maestros.
Así que después de todo es “rollo” que os he soltado hoy, os animo a que (si os interesa), leáis sobre el tema, y seguro, seguro que quedaréis prendado del mundo mágico que generan, de las nuevas perspectivas de juego y otras maneras de aprender. En Jugaia podéis encontrar un nuevo apartado Montessori lleno de materiales y juguetes para poner en práctica sus ideas; y además encontraréis descripciones en las fichas de cada uno de los materiales así como orientaciones para saber las edades óptimas para introducir cada uno de ellos.
Espero que os haya servido el post de hoy y sobre todo, ¡no os olvidéis de compartirlo, que es de guapas!