Además de los laminados y maderas, otra de las opciones de acabados para los muebles de cocina preferidas por sus variadas posibilidades de diseño, modulación colores y texturas, es la laca, cuyas características son las siguientes:
Lacados
Por lo general, la laca se aplica sobre tableros MDF, que seca por la evaporación del disolvente simple, creando una película delgada y dura. Para su terminación final, se suelen sobreponer varias de éstas capas, hasta conseguir una dureza apropiada para su uso en la cocina.
Hay tres clases de acabados de laca que se ofrecen: mate, alto brillo y con textura. En los modelos clásicos, los lacados también pueden hacerse sobre madera a poro abierto, para darle una apariencia más real.
Ventajas: Fácil de limpiar (con un poco de jabón y agua). Permite aplicarse tanto en puertas lisas como en modelos clásicos con relieves. La variedad de colores es muy amplia, en muchos casos de acuerdo con la carta de colores RAL. El acabado de los cantos no tiene ninguna junta y tanto la cara como la contracara son del mismo color. Es ideal para diseños con frentes y puertas curvas. En caso de daño, se puede reparar.
Contras: La terminación en brillo se puede rayar fácilmente, aunque el acabado mate y texturizado es un poco más resistente a los arañazos. En los colores oscuros, se marcan con facilidad las huellas dactilares. Debido a los materiales y a su producción, el precio suele ser alto.
Son modelos de Artec, Copat, Gicinque, Gfcucine y Metris.