¡Este artículo será un apartado especial para esta problemática! Vamos a pensar juntos cuan productivos somos realmente, más allá de la cantidad de tiempo que dediquemos a cada actividad, o incluso de la cantidad de actividades que podamos hacer a la vez.
Abordando esto nos enfrentamos a un mito que hemos construido: Estar súper ocupados, agotados y sin tiempo para recrearnos, es sinónimo de logros y éxito.
Vamos a intentar cambiar la perspectiva, y empezamos con instalar una pregunta: ¿Estás logrando aquello que realmente te importa lograr?
Empecemos entonces estableciendo diferencias y prioridades para encontrarnos con una versión más sincera de nosotros mismos.
Actividad vs. Productividad
La vida diaria nos propone a todos afrontar situaciones, resolver inconvenientes y alcanzar objetivos. Esto se pone en juego en cosas tan simples como preparar el desayuno o llegar al trabajo, pero también en nuestros ideales y metas más ambiciosas.Así entonces, podemos decir que la actividad es referida al “hacer”, un hacer que no necesariamente está asociado a un resultado determinado, en cambio la productividad si refiere a lograr un resultado específico que implica tomar algunas decisiones específicas.
Gran parte de nuestras actividades nacen de impulsos o necesidades momentáneas, en cambio la productividad anida en nuestros sueños y anhelos más profundos, conlleva planificación y dedicación y nos propone que evitemos distracciones.
Una mente enfocada en “hacer muchas tareas”, tiende a un hacer más caótico que genera cansancio y muchas veces pérdida de entusiasmo. Por el contrario, una mente productiva se enfoca en aquello importante a lograr, manteniendo una energía más constante y alegre.
Aquí entonces la gran premisa “”. Menos de “un montón de cosas todo el tiempo”, para que tengan lugar en nuestra vida más de esos momentos trascendentes para nuestra satisfacción personal.
Ciertamente no podemos esperar a que los niños o adolescentes tengan en mente una vida más productiva, pero si quizás podamos pensar que un síntoma de madurez es el buen aprovechamiento del tiempo.
Algunas recomendaciones prácticas
La actividad desordenada suele no llevarnos a buen puerto.
Para volverte más productivo, es importante definir una meta con tiempos claros y algunas acciones definidas.
Es interesante proponerte metas semanales, mensuales o anuales según la dimensión de tu objetivo.
Establece metas reales respetando tus tiempos y tu organización diaria.
Las metas que sostenemos con mayor facilidad, son aquellas que están sostenida en nuestras convicciones y sueños. Esto nos permite evitar distracciones.
Empezando pequeño, organizando nuestra productividad diaria, logramos luego tener mayor productividad financiera. Poco a poco dejamos de desperdiciar tiempo, atención y dinero.
Debemos aprender a hablarnos internamente y a motivarnos para poder sostener el foco en lo realmente importante.
Cabe aclarar que cuando mencionamos una vida productiva, lo hacemos teniendo en cuenta una vida plena y feliz, según los parámetros de cada uno, y no sobre conquistas estandarizadas de estatus.
Teniendo en cuenta todo esto ¿Cuánto estás aprovechando tu vida?