En una casa, las tareas no deberían ser hechas todas por la misma persona. Todos vivimos en la misma casa, todos somos responsables de que se mantenga en condiciones.
Carla – Ordena Mamushkas Todos comemos lo que hay guardado. Todos usamos la ropa. Todos caminamos por el mismo piso. Todos usamos el mismo baño. Todos ensuciamos los mismos platos, ollas y demás.
¿Entonces, por qué no todos volvemos a poner en condiciones esas cosas que usamos?
Es verdad que tal vez no tengamos el mismo horario fuera de casa, ni el mismo desgaste físico o mental. Pero, si viviéramos solos, tendríamos que hacer todo solos. ¿Por qué no aprovechar que vivimos juntos y trabajamos en equipo?
Hay muchas formas en que tu familia puede colaborar con la imagen del hogar. Lo primero y principal es seguir algunas reglas básicas de convivencia:
Si en tu casa sos el único que se ocupa de esto o hay alguien que se comporta como si viviera en un hotel 5 estrellas, no desesperes. Todos los hábitos son costumbre. Quien tiene el hábito de no ocuparse de las obligaciones de su casa, no lo revertirá en un día como por arte de magia. Para estos casos, establecer un diálogo sincero será lo más efectivo. Comunicale/s que también necesitas tener tiempo libre, que también te gustaría sentarte en el sillón a ver la tele, que si hacen las cosas todos juntos, se hace más rápido y nadie podrá quejarse.
Puedes empezar por asignar una tarea sencilla a quien más le cueste hacer estás cosas, e ir incorporando paulatinamente otras más complejas.
Por ejemplo: tu hijo/a adolescente se la pasa con el celular y solo hace algo cuando llegaste a tu punto máximo de enojo. Alternativa: preguntale qué tarea preferiría hacer regularmente y que sea su responsabilidad (levantar la mesa, sacar la basura, darle de comer a la mascota, etc.)
Otro escenario: tu pareja trabaja más horas que vos o se levanta más temprano y eso es excusa para tirarse a descansar cuando tiene ganas. Alternativa: explicale que ambos están cansados y te gustaría que avance con una tarea mientras vos haces otra y, al final, pueden sentarse juntos a mirar una película.
Algunas familias funcionan bien si cada uno hace siempre la misma tarea. Para otras, es mejor alternar las tareas, porque a ninguno le satisface hacer ninguna. Entonces un día cocina uno, otro día cocina otro, otro día se turnan para hacer las compras o lavar la ropa. Para esto, funciona muy bien hacer un calendario de tareas y colocarlo a la vista, en una pared o en la puerta de la heladera.
Las casas se viven, se desordenan y, si tenemos buenos hábitos y costumbres, se vuelven a ordenar rápidamente. Convercen. Expliquen sus necesidades. No se trata de quién hace más, ni de la edad o el sexo de cada uno, sino de la intención de que exista una convivencia sana y colaborativa entre ustedes.
Es probable que sientas que, si lo haces vos, va a ser más rápido y lograrás un mejor resultado. Esto es porque, con el tiempo, has adquirido práctica. Pero si no les das la oportunidad de aprender, van a depender siempre de vos, y es un círculo del que nunca salen. Enseñale, cuentale cómo lo haces, pero deja que experimente SU manera de hacerlo. Quizás el alumno supera al maestro y aprendes algo nuevo.
Como yapa, te dejo un link a mí documento titulado Pequeñas tareas según la edad, dónde te propongo las diferentes cosas en que los niños pueden colaborar en el hogar, para que incorporen estos hábitos de los que te hablo como algo natural y no como algo impuesto. LINK a los DOCUMENTOS