Para mi cita me he ido al Parador de Gredos, el primero de todos los Paradores, el germen de esta cadena de alojamientos tan representativa. El Parador de Gredos se inauguró en 1928 por una iniciativa de Alfonso XIII, quien deseaba disponer de un alojamiento representativo en la zona para sus viajes de caza y para acoger a invitados ilustres. Entonces no imaginaban que con el tiempo sería el primero de una cadena de más de 80 establecimientos ubicados por toda la geografía española y con gran importancia como destinos de referencia turística.
En el Parador de Gredos se gestaron algunos de los acontecimientos históricos más importantes del siglo XX en España. Allí fundó Primo de Rivera la Falange Española, en la mismos salones donde planificó junto a Franco, Mola y otros, el golpe de estado que acabó con la República y que fue el origen de la Guerra Civil. Décadas después, en los mismos salones y casi como poniendo punto final al ciclo anterior, se escribieron los textos de la Constitución del 78.
Sus salones rezuman sobriedad y clasicismo, entre los muros de piedra con los que se levantan todos sus pilares. Un estilo rústico refinado caracterizado por la presencia de textiles cálidos, como lanas, tweeds y linos, que han sido unos de los pocos detalles que se han renovado en el tiempo.
En lo esencial, el Parador conserva la misma decoración desde su inauguración y muchas de sus piezas pueden identificarse en las fotos de aquellas reuniones interminables de los constituyentes o incluso en las escenas de caza de las primeras décadas. Pero esa pequeña limpieza de cara le ha sentado fenomenal y aunque conserva su característico estilo sobrio castellano, ha ganado en ambiente y calidez.
Si os fijáis en la web del Parador, las butacas aparecen con pesados textiles de aire rústico o con oscuros cueros de mediados de siglo. Pero ahora se han actualizado con colores suaves, tejidos naturales e incluso algunos tonos rosados que aportan un contraste perfecto al mueble castellano tan característico de Paradores.
El mobiliario de madera oscura, recia y de aspecto robusto convive con las chimeneas de piedra, las lámparas de forja y vidrio y los elementos de la taxidermia. Damajuanas y jarrones de porcelana que aportan color y brillo a las estancias, y decoran las repisas de aparadores y mesas rústicas.
Algunos Paradores son buenísimos ejemplos para conocer el mueble castellano tradicional y ese estilo sobrio tan característico de la tradición española y sólo por ello merecen una visita. Este fue para mí una grata sorpresa que me pilló sin cámara y sólo con el móvil con el que están tomadas todas estas fotos. A pesar de todo, espero que os guste…
Por supuesto, os invito a visitar el resto de propuestas de nuestra quedada…
Agosto 31
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