El verano es un tiempo disperso de ir y venir, de aparcar proyectos
y dedicarse al disfrute y al descanso.
Y así dejé yo aparcado mi proyecto de transformar un
vestido de rayas blancas y negras en dos piezas,
dejándoos con la intriga.
Y no fue tanto por dedicarme al descanso y al disfrute,
ya que he estado trabajando, como por decidir permitirme
un periodo tranquilo, sin prisas ni carreras.
Este fin de semana y ya de vacaciones, he retomado el proyecto.
Aunque he ido sin prisas, también sin pausa.
He cortado, deshilado, cosido, rematado, montado y...
todo fotografiado.
He hecho de costurera, fotógrafa y modelo.
Y, como estaba solita, finalmente he tenido que correr
porque tras ajustar ISO, tiempo de exposición, abertura del
diafragma, distancia focal, puntos de enfoques, balance de blancos...
y darle al boton de disparo, disponía del tiempo justo para
colocarme, comprobar que estaba a buena distancia,
centrada, presentable...
Digamos que la fotografía de arriba sería una de las no válidas,
de las que tenía que haber borrado como lo he hecho con muchas
otras, pero la he dejado como testimonio ya que refleja ese ir
y venir, ese estar a mil cosas y esas rayas casi en movimiento,
flotando...
Ilustra como ninguna el resumen de este "dos de uno",
este berenjenal en el que me metí.
O mejor dicho, esta camisa de once varas, porque
cortar y coser punto es complicado y, si además, el estampado
es de rayas la cosa se complica ya que hay que cuadrar las rayas.
Una vez cortado el vestido, deshilé el corte de la pieza inferior
y conseguir así hilo con el que coser.
Estuve dudando entre máquina de coser o coserlo a mano.
El artilugio que veis en la fotografía de arriba es mi máquina de coser.
La compré hace 24 años en los chinos y con ella he cosido algo de ropa,
cortinas, edredones... Es bastante limitada pero para un pespunte
básico y cercano al borde es más que suficiente.
Finalmente decidí coser a mano:
ya os he comentado que el punto requiere un buen ajuste.
¡Et voilá!
Aquí está el resultado: una camiseta y un cojín.
Muchas acertasteis porque resultaba lo más obvio, ¿verdad?
Y así quedé yo después de lidiar con tanta raya:
¡rayada!
Tanto que decidí ponerme unas de mis bailarinas para conseguir
así un completo look rayado.
;-)