Hoy vamos a hablar de un tema que quizá a algunos les parezca un pelín salido de tiesto, pero creemos que es justo y necesario ser consecuentes con lo que pensamos y por aquí os queremos dejar nuestra reflexión para que directamente aquellas personas que crean que trabajamos por amor al arte se abstengan de llamarnos. ¡Así de feo suena! No es cuestión de prepotencia ni de ser unas subidas, es cuestión de que nadie va a trabajar si a final de mes su jefe no le suelta los lereres pero parece ser que en esta profesión lo de cobrar está mal visto y que, como somos unos -creativos-, vivimos de tajadas de proyectos emocionantes y rebanadas de aire.
Queremos hablar de esto porque el otro día nos escribió una persona para que la ayudásemos con un amueblamiento. Al decirle nuestros honorarios, puso el grito en el cielo y decidió increparnos. ¡Así de bonito, oye! Llamas a la puerta de mi casa para pedirme algo, te atiendo, te dedico mi tiempo, te digo lo que cuesta y como entiendo que no te gusta que no lo haga gratis pues a ofender que eso sí que es no cuesta dinero ¡Gracias señora!
Somos más -económicas- que un médico, un fisio o un psicólogo, pero parece ser que como -hacemos dibujitos-, no tenemos 6 años de carrera de arquitectura (más interiorismo y formaciones posteriores), una experiencia bastante maja, seguros e impuestos, y por supuesto, no nos debe hacer falta comer ni llegar a fin de mes, pues tenemos que trabajar gratis. También nos llama gente, diciendo que fulanito le hace una propuesta sin cobrar, que cómo tenemos tanto morro de pasar precio por una -idea- y que no van a pagar por adelantado una señal por algo que no saben si les va a gustar porque primero van a comprar entre las propuestas de tres o cuatro de nuestro gremio para luego en el mejor de los casos contratar a alguno y en el peor quedarse con la propuesta y dársela directamente a su primo, el albañil. Digo yo, que a esa gente le dejan llevarse las zapatillas gratis en la zapatería, probárselas un mes a ver si andan cómodos y luego ya si eso van y las pagan(o las devuelven).
¿Qué alguien nos diga cuando ha ido un fontanero a su casa si le ha cobrado menos de 50€ la visita que así lo ponemos de fontanero de cabecera y le damos una propina para el bocadillo?
En España, por cultura, prestamos muy poca atención al diseño y siempre nos parece que es algo para ricos y que no va con nosotros. Lo que no somos conscientes es que el diseño está en todo lo que nos rodea, un vaso, una sartén y que ciertos diseños, no por más caros o más baratos, son mucho mejores que otros. Por ejemplo, en los países nórdicos no se plantean una reforma o amueblar una casa sin contar con un profesional que les asesore y acompañe en el proceso.
Una vivienda es una gran inversión, seguramente una de las mayores que hagamos a lo largo de nuestros días. Además, es nuestro espacio de refugio, nuestro hogar, el sitio donde sin duda pasarán las cosas más importantes de nuestra vida, ¿no creéis que debemos entonces prestarle un poco más de atención? ¡Si hasta lo hacemos con un coche!
Por eso creemos de vital importancia que lo tengamos en consideración, tanto nosotros como profesionales para no denostar nuestro trabajo y entrar en una competencia absurda y desleal de bajada de precios y denigración de nuestra profesión como aquel que llama para contratarnos.
Para los segundos, dado que los primeros ya lo saben; que diferente es llegar a una casa en la que al entrar ya no te sientes a gusto aunque no sepas el motivo, no tienes sitio para guardar, cuesta circular, los espacios no están bien optimizados y dimensionados etc A una casa en la que todo está pensado, transmite calma, bienestar, se adapta a ti y no tu ella Y como ya os decíamos, la diferencia aquí muchas veces no es económica, sino de un buen diseño.
Y hablamos mucho del tema económico porque, una frase que escuchamos más de lo que nos gustaría es; ¿un interiorista? ¡Si, claro!, ¿te crees que soy rico? Pero aún hay otra cosa que nos apena más y es escuchar; ¿un interiorista? ¡Si, claro!, si yo ya sé cómo quiero que sea mi casa. Y ahí, no podemos dejar de pensar en el dicho de zapatero a tus zapatos.
No te digo ya nada, si eres una marca, ahí la frase estrella es, hazme el proyecto que como te va a quedar muy bonito te va a dar mucha publicidad. Y a ti muchas más ventas ¿no? Pues eso.
Somos conscientes de que no somos un bien de primera necesidad pero si creemos que es indispensable nuestro trabajo.
Por supuesto que pensamos que el usuario tiene mucho o todo que decir en el proyecto de su casa, por eso desarrollamos nuestra metodología basada en el slow design, porque para nosotras el cliente, es el protagonista, el que va a habitar el espacio. Pero también estamos seguras de que nosotras somos las que tenemos las herramientas para conseguir que el resultado supere las expectativas y cumpla con todos los requisitos y necesidades.
Por supuesto que sabemos que muchas veces se va muy justos del bolsillo y a priori, desembolsar un dinero en un arquitecto/interiorista cuando no nos sobra no es fácil. Pero aquí os vamos a dar solo 3 motivos aunque haya cientos más para que te lo repienses:
Va conseguir sacarle el máximo partido a tu casa
Porque sabe de medidas, de visión espacial, está continuamente informándose y aprendiendo de proyectos que ve, sabe de novedades, de soluciones que te da la formación y puede conseguir que un espacio en el que creas que no hay nada que hacer se convierta en algo espectacular, optimizando metros, recursos y economía.
Va a ver cosas que al ojo inexperto pueden pasarle desapercibidas
Sabe resolver problemas técnicos, ve cosas que te da la experiencia y conoce cosas como por ejemplo, que hay una gran diferencia en que un tabique esté 5 cm más allá o acá en un plano ya que puede que nos quepa la cama o no, o un mueble estándar de cocina en vez de a medida (donde por ejemplo abarataremos costes)
Va a poder diseñar pensando el gasto de la ejecución
Tiene en la cabeza una estimación de costes y aunque no pueda hacer un presupuesto al detalle si sabe qué solución cuesta más que otra y dónde es necesario invertir tu presupuesto para sacar el mayor partido.
Además, al entregarte un proyecto cerrado y a tu medida en el que todo esté definido se acortarán lo tiempos y las dudas en obra y seguramente el dinero que te haya costado contratarle te lo ahorraras en la ejecución.
Después de toda esta suelta de lastre, algo fundamental, QUEREMOS DAR LAS GRACIAS a cada persona que pone en valor nuestro trabajo, que nos pide un presupuesto, que le gusta lo que hacemos, que nos contrata o que no lo hace pero nos da las gracias por dedicarle nuestro tiempo. Y por otro lado dárselas también a aquellos profesionales que cuidan nuestro amado trabajo, saben lo que cuesta y cobran por él. A los que no lo hacen, os invitamos a reflexionar sobre ello. Nadie quiere pagar por algo que le hacen una vez gratis.
Quien nos conoce y ha trabajado con nosotras, puede afirmar que nos desvivimos por nuestros proyectos y que el dinero no es lo que más nos importa pero si necesario. Si realmente hay alguien en la sala que le gustaría contar con nuestro trabajo y REALMENTE no nos puede pagar, que lo diga, buscaremos la manera de solucionarlo.
Y ya por último y ya que hemos abierto la caja de pandora, pediros un par de favores más:
-Si nos pides un presupuesto y no te encaja o finalmente decides hacerlo con otra empresa, no hay ningún problema, pero por favor, dínoslo. Hemos invertido un tiempo en ti y un mail con un -no, muchas gracias- no cuesta nada y a nosotras nos hace muy felices.
-Si te parecemos caras, por favor, dinos que no puedes permitírtelo o que está fuera de lo que tenías en mente o que buscas algo menos personalizado pero no que alguien lo hace más barato, porque estamos casi convencidas de que nuestro mismo trabajo, exactamente el mismo en calidad y cantidad, no se puede hacer más económico.
¿Y vosotros? ¿Qué pensáis? Gracias por leernos y entendernos :)