Entre las últimas tendencias en decoración de dormitorios hay una corriente que se va dejando sentir sin prisa pero sin pausa: los baños integrados en el dormitorio. Y es que cada vez son más los adeptos a esta forma particular de entender estos ambientes tan íntimos. Si eres uno de ellos, hoy te damos las claves para lograr con éxito que alcoba y baño compartan un mismo espacio. Sigue leyendo y toma nota.
Que los espacios abiertos están a la orden del día en materia de decoración no es ningún secreto. Desde el consabido loft que surgió hace décadas a las viviendas diáfanas sin apenas tabiques, es una de las tendencias cada vez más frecuentes en interiorismo. Y, si bien lo más habitual es encontrar la cocina abierta al salón, también son cada vez más frecuentes los baños integrados en el dormitorio.
Existen varios motivos para elegir este tipo de planteamiento de la distribución del espacio en las zonas más íntimas de la vivienda. Uno de ellos es la falta de espacio. Si tenemos un dormitorio pequeño y un baño minúsculo, puede que ganemos metros cuadrados de uso si prescindimos de tabiques y integramos el cuarto de baño en el dormitorio, con su bañera incluida.
Ventajas e inconvenientes de los baños integrados
Los tabiques compartimentalizan. Aunque dicho así puede parecer obvio, en realidad conviene mencionar esta frase (e incluso leerla y escribirla) para tenerla siempre presente. De hecho, esta es una de las razones por las que triunfan los baños integrados en la habitación. Cuando los metros escasean merece la pena compartirlos para ampliarlos. Puede que las dimensiones de tu casa sean las mismas, pero la concepción del espacio cambia notablemente.
Otro motivo interesante para apostar por los baños integrados es el interés por fomentar la circulación de la luz natural. Ten en cuenta que cuantos menos tabiques y compartimentos haya, mayor será la luminosidad en el interior.
Por eso, si tienes una casa con un dormitorio y un baño oscuros y un poco tristes y te gustan los espacios abiertos, eres el candidato perfecto para apostar por los baños integrados. Eso sí, hay que saber cómo plantearlos; en especial para tratar de minimizar el principal inconveniente: la pérdida de intimidad.
Separaciones mínimas para estructurar el espacio
Aunque seas muy fan de los ambientes diáfanos, será necesario contar con alguna separación, aunque sea mínima, entre la zona de la cama y el baño. Puede ser un murete a media altura que haga las veces de cabecero por uno de sus lados, y sirva por el otro para albergar los lavabos o cualquier otro rincón del baño.
Otra idea es crear desniveles en el suelo para delimitar las zonas diferentes, por ejemplo con escalones. O utilizar determinadas piezas de mobiliario para dividir ligeramente ambas zonas: la de dormir y la de aseo.
En este sentido, uno de los requisitos esenciales que debemos tener en cuenta antes de decidirnos por los baños integrados es contar con el espacio necesario para poder circular con comodidad por el dormitorio. De nada sirve conectar nuestra habitación con el baño si después no podemos movernos con una mínima libertad.
Otras ideas para dividir
Las paredes de cristal son otra de las formas de separar el espacio entre el dormitorio y el baño. El baño queda aislado pero la luz circula con libertad y la sensación de amplitud permanece intacta. En el caso de la zona del inodoro, sí conviene cerrarla y separarla con un panel de cristal translúcido u opaco, por ejemplo, ya que es en este lugar en el que la intimidad ha de ser incuestionable.
También los revestimientos pueden ayudarnos a delimitar los espacios, eligiendo modelos y colores diferentes para cada zona, tanto para el suelo como para las paredes.
La bañera, un elemento decorativo
Una de las cosas que me gustan de los baños integrados en el dormitorio es la forma en que enaltecen la bañera, entendiéndola como un objeto de lujo y placer. De hecho, esta forma de plantear el dormitorio está muy relacionada con cómo se entiende el aseo en los hoteles de categoría. En ellos, los dormitorios con baño en el mismo espacio resultan elegantes y glamourosos.
Si te gusta la idea y quieres recrearla, no dudes en elegir una bañera exenta lo más bonita posible en función de tus gustos y del estilo de tu dormitorio. Puede ser más o menos clásica, de época con patas, o muy vanguardista. Lo realmente relevante es que decore el espacio por sí misma.
Como ves, se necesitan pocas cosas para poder contar con baños integrados en el dormitorio. No hace falta mucho espacio ni muebles muy valiosos. Más bien es una cuestión de distribución del espacio. ¿Te animas?
Puedes leer la entrada original y completa en de la revista online Decoración 2.0.