En este cottage de los 50 en la playa de Malibú se ha conseguido un ambiente familiar y distendido, pero también un lugar perfecto para recibir a amigos. Para empezar la cocina invita a tomarte algo en la barra de manera informal, mientras se hace la cena.
Ya en el salón,la decoración sigue siendo ligera, basada en el blanco, como siempre tan luminoso. La librería a medida adopta este tono empolvado, con estanterías llenas de cerámica y objetos de diversa procedencia.
La mezcla de asientos es además de cómoda, muy estética. Tanto la mezcla de texturas como de diseños nos muestran varias piezas como el banco de madera, los puffs tan diferentes entre sí, las butacas en contraste con el sofá de líneas más rectas. Todas ellas tan diferentes pero con armonía en el resultado final.
La puerta siempre abierta,como en los viejos tiempos,convierte las visitas de otros amigos en habituales. Algo que en vacaciones me encanta, y que echo de menos durante el año. Eso de que a la hora de la merienda te aparezcan cinco, en vez de solo los dos tuyos, anima cualquier casa.
Y para descansar el dormitorio principal con colores tierra y pequeños toques de azul, destaca por su sencillez y sensación de tranquilidad.
El dormitorio de los niños, en cambio, es todo rock&roll, un lugar de juego precioso lleno de color.
¿No os parece un lugar perfecto para desconectar? Pues ánimo, que ya falta menos.
Fotos de Douglas Friedman en C-home
Fuente: este post proviene de Olaimar Decor, donde puedes consultar el contenido original.
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