La primavera es una época de cambio y renovación. Un momento especial en el que comenzamos una nueva etapa. Es el momento de renovar el ambiente de nuestra casa, de prepararla para el buen tiempo que va a llegar. Y no hay mejor forma de hacerlo que con una buena limpieza de primavera. Aquí tienes algunos trucos para que te resulte mucho más sencillo.
Planifica la limpieza de primavera
Después planifica el orden que vas a seguir. Lo mejor es ir limpiando habitación por habitación, pero conviene distribuir los tiempos, aunque sea de forma aproximada. Ten en cuenta que no tardarás lo mismo en limpiar un dormitorio pequeño que la cocina, ¿no crees?
¿Por dónde empezar?
Un buen lugar para comenzar puede ser limpiar los techos, paredes y ventanas. Para eliminar el polvo de techos y paredes puedes usar un aspirador, un plumero o también el cepillo de barrer previamente tapado con un trapo. Limpia todos los rincones, los rodapiés y los zócalos.
Las ventanas requieren un poco más de trabajo. Tendrás que limpiar los marcos y las persianas con una solución de agua y jabón y un buen chorro de amoniaco. Limpia también los cristales y sécalos después con un trapo seco que no suelte pelusa.
Declárale la guerra al polvo
Le toca el turno a las puertas. Para limpiarlas ten en cuenta el material del que están fabricadas: madera barnizada, lacada, etc. Haz lo mismo con los muebles. Límpialos a fondo, por dentro y por fuera, con el producto adecuado.
Los textiles y las tapicerías
Y, ya sabes, habitación por habitación ve metiendo en la lavadora todo aquello que puedas lavar a máquina: cortinas, visillos, estores, mantas, fundas de cojín, edredones, colchas, etc. Lava todo con ciclos suaves en frío o a baja temperatura y un jabón neutro. Si cuelgas las cortinas y los visillos mojados, según salen de la lavadora, te evitarás tener que plancharlas.
En cuanto a los textiles que no pueden lavarse en casa, plantéate si es el momento de llevarlos a la tintorería: alfombras, edredones muy grandes, etc. Una vez esté todo limpio, guarda todo aquello que uses en invierno de forma adecuada, mejor en bolsas transpirables.
Las tapicerías te quedarán perfectas si las frotas con agua y amoniaco diluido, sin empaparlas demasiado.
¡A por el cambio de armario!
Se trata de una tarea que algunos odian y a otros les gusta. Yo, personalmente, procuro hacer el cambio de armario de forma rápida y sin interrupciones, ya que no es que me divierta mucho, la verdad.
Una vez hayas vaciado el armario es el momento de limpiar su interior a conciencia. Un aspirador te facilitará la tarea, aunque también puedes usar un paño húmedo. Guarda la ropa de invierno, y aprovecha la ocasión para deshacerte de todo lo que no te pongas o no uses. Pon empeño en esta tarea y no flaquees, como si te supervisase la mismísima Mary Kondo.
Ya tienes la limpieza de primavera muy avanzada. Te quedarían solamente algunos espacios como la cocina, los baños y la terraza o el patio, que requieren un procedimiento específico para conseguir los mejores resultados. Te lo contaremos muy pronto.
Puedes leer la entrada original y completa en de la revista online Decoración 2.0.