La clave de un decoración bicolor, en este caso en blanco y negro, es tener muy claro el protagonismo que se le quiere dar a estos dos tonos en concreto y encontrar un equilibrio con el resto de los elementos que van a formar parte del diseño.
En esta antigua vivienda de estilo nórdico se ha tomado como color base y predominante el blanco, que dada la gran altura de techos y puertas, y sobre todo la luminosidad que impera en cada una de las habitaciones todavía acrecienta más la sensación de amplitud del espacio. El negro se ha ido aportado en pequeñas pinceladas en cada una de las estancias, en los sobres de mármol de la chimenea y de las repisas de las ventanas, en la serie de cuadros y fotografías que cuelgan de las paredes, en las lamparas del salón y del estudio-comedor, en el suelo en damero de la cocina o en las paredes del pasillo y de una de las habitaciones, pequeños detalles que dotan de gran personalidad y elegancia a esta casa.
Para romper con la monotonía de estos dos tonos y dar confortabilidad a espacios de estas características, es importante integrar elementos que le aporten calidez, como la madera del maravilloso suelo de parquet, las sillas bistro del estudio, o las piezas antiguas de mobiliario que podemos ver en cada uno de los dormitorios.
Textiles y tapicerías en tonos neutros -beiges y grises-, elementos metalizados que aporten brillo, plantas frondosas que den un toque fresco y complementos en fibras y tejidos naturales como mantas de mohair, cojines de lino, alfombras de yute, etc., ayudarán a conseguir esa sensación de bienestar que pretendemos.
Vía: Entrance Makleri/ fotografías: Anders Bergstedt
¿Qué os parece la combinación blanco y negro en decoración?
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