En mi caso, pegamos por el hall de entrada. Un espacio pequeñísimo separado del salón por una tabique de vidrio. Y como casi todas las zonas de mi casa, almacenaje para todo. En este caso, muchas herramientas de trabajo.
Para cualquier cambio en decoración, el primer paso sería observar el estado actual. Creo que saltarse este paso es un error. Y además, he descubierto que hacer fotografías de una zona nos ayuda a analizar con cierta perspectiva qué falta y qué sobra, si algo no funciona o cómo se podría mejorar. Es como si las fotos nos aportaran cierta distancia para mirar el espacio con otros ojos.
Así que esta es la primera fase. Así es como está el espacio ahora. Es funcional, es luminoso, está ordenado. Pero… Querríamos disponer mejor las zonas de almacenaje, sobre todo donde colgamos los abrigos. Y por encima de todo, necesitamos arreglar algo que en las fotos no se aprecia, y es que las paredes están muy sucias. Las manchas típicas de las zonas de tránsito se juntan con las huellas de los impulsos creativos que un día tuvo mi hija pequeña con apenas año y medio. Entonces decidió dejar su firma en todas las paredes de paso de la casa.
Mi herramienta más útil en este caso será la pintura. Pintura para la pared, para los colgadores y también para el baúl. Me gustaría que todo el espacio tuviera una cierta profundidad porque son paredes que se ven desde casi todos los ángulos de la zona pública de casa, pero lo cierto es que tengo que pelearme con el radiador y con otros elementos como la caja de luces.
La semana que viene plantearemos las primeras soluciones para las paredes. ¿Me acompañáis? ¿Ideas a aportar?
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