Este movimiento -nacido en la Italia de mediados de los 80 como una reacción contra la proliferación de restaurantes de comida rápida- reivindica la necesidad de realizar un cambio en el modo de vida actual de las sociedades occidentales -dinámicas e hiperconectadas- hacia la desaceleración y revalorización del tiempo libre, del ocio y de las relaciones interpersonales y afectivas.
Por lo que respecta a la arquitectura doméstica, el movimiento slow home -iniciado por los arquitectos estadounidenses John Brown y Matthew North- define los principios que rigen la construcción de una casa lenta, y que se basan, fundamentalmente, en la localización, orientación y distribución interior de las viviendas. Pero como la mayoría de nosotros no vivimos en una zona residencial, ni tenemos la opción de escoger la orientación de nuestros pisos, ahí van algunos consejos sencillos con los que conseguir que al entrar en casa puedas decir aquello de “¡hogar, dulce hogar!” Vamos allá:
1. Da paso a la naturaleza en tu hogar
Los principios del movimiento slow propugnan un retorno a la naturaleza, lo que en el ámbito del interiorismo se traduce en el uso de materiales sostenibles y respetuosos con el medio ambiente que, a su vez, permiten dotar las viviendas de un aspecto fresco, cómodo y saludable. Así es que, si vives en la ciudad, introduce en tu hogar revestimientos y mobiliario realizados con maderas sin barnizar, opta por tejidos de fibras vegetales (algodones y linos) y decora con plantas y flores. Si te apetece y tienes espacio, también puedes colocar un pequeño huerto urbano: la conexión con la naturaleza estará garantizada!
2. Recurre a la iluminación localizada
No todas las estancias necesitan la misma cantidad y tipo de luz, siendo la cocina y el baño las que requieren una iluminación más intensa. Para el resto de espacios, opta por combinar una iluminación general en los techos con puntos de luz localizada que te permitan realizar actividades específicas dirigiendo la luz allí donde sea necesario. Es interesante que priorices el uso de este segundo tipo de luminarias, ya que te permitirán crear un ambiente más confortable y sereno.
3. Opta por pintar con colores relajantes
Estoy segura de que muchas veces has leído que determinados colores -tierras, grises, azules y verdes- invitan a la relajación y que, por lo tanto, son ideales para determinadas estancias de la casa, como el salón o el dormitorio. Y es cierto. Sin embargo, no tienes que renunciar a pintar la casa en tu color favorito: puedes optar por bajar la tonalidad. En general, los colores claros en paredes y techos reflejan el sol y dispersan la luz, lo que permite aprovechar al máximo el potencial de luz natural y reducir el consumo de electricidad, además de dotar a los espacios de una sensación de mayor amplitud.
Trataremos el tema del color con mayor profundidad en otra entrada del blog. De momento, en el panel de Pinterest que he preparado y al que puedes acceder desde aquí abajo, puedes ver un montón de esquemas de diferentes colores. ¡Elige el tuyo!
4. Crea espacios diáfanos, multifuncionales, bien comunicados y en orden
Estas son las cuatro características que definen el diseño de una casa lenta. Así es que, ponte manos a la obra, y libera los espacios de obstáculos -desde muebles y objetos decorativos hasta tabiques y puertas- que entorpezcan la circulación entre las diferentes estancias, especialmente cuando por sus usos y funciones concretos estén relacionadas (cocina-comedor, dormitorio-baño, etc.).
En segundo lugar, distribuye y acondiciona cada uno de los espacios de la casa teniendo en cuenta los siguientes consejos:
recibidor: es la zona de transición entre el exterior y el interior de la casa y, por lo tanto, es importante que sea funcional y que disponga de un lugar en el que dejar los abrigos, bolsos, llaves… Si no dispones de mucho espacio, bastará con un colgador de pared, una balda en la que colocar un vaciabolsillos o una pequeña banqueta.
salón: siempre que sea posible, coloca la sala de estar cerca de las ventanas y distribuye el mobiliario de manera que te permita realizar actividades diversas en un mismo espacio: ver la televisión, leer, reunir a las visitas, etc.
comedor: lo ideal es situarlo cerca de la cocina para facilitar el servicio de la mesa. Deja a su alrededor suficiente espacio para retirar las sillas sin que éstas entorpezcan la circulación.
dormitorios: la cama es el núcleo alrededor del cual se organiza el dormitorio, así es que procura colocarla de manera que sea posible circular a su alrededor y vístela con tejidos de fibras naturales.
cocina: ¡zonifícala! crea centros de actividad diferenciados: preparación de alimentos, cocción, lavado y almacenaje. Coloca los útiles necesarios para cada actividad en su zona correspondiente y procura mantener las superficies despejadas.
baño: también aquí puedes optar por materiales resistentes a la humedad que simulen un acabado natural.
5. ¿Y si trabajo en casa?
Lo ideal en estos casos es que lo hagas siempre en un mismo espacio de la casa. Reserva una estancia o un rincón a colocar tu mesa de trabajo y todo lo que necesites para llevarlo a cabo y trabaja siempre allí. Lo importante es marcar una distancia entre la zona de trabajo y el resto de la casa, así es que evita convertir las zonas de descanso, como el salón o el dormitorio, en una extensión de tu oficina.
Si te ha gustado este tema, haz clic este enlace a la revista El Mueble, en el que encontrarás más ideas y un test para comprobar si ya vives en una casa slow.
!Disfrutad de vuestra casa!
¡Hasta la semana q viene, deco-lovers!
Fuente: este post proviene de Blog de margaridamunoz, donde puedes consultar el contenido original.
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