Cierra los ojos e imagínate tu casa sin unas cuantas paredes. Seguro que las estancias han ganado infinitamente en amplitud visual. Abrir el espacio es una elección decorativa valiente que siempre da excelentes resultados. Decir adiós a los tabiques para integrar y comunicar ambientes. Presumir de una vivienda más conectada y cómoda para ti y los tuyos.
En cualquier hogar encaja un proyecto como éste, prescindir de esos tabiques que resultan innecesarios. Que quitan más que aportan porque están robando luminosidad. O consiguen que determinadas estancias y zonas más bien pequeñas lo parezcan aún más. Las ventajas principales cuando nos atrevemos a tirarlos están relacionadas con la luz natural que se puede aprovechar y con los metros que es posible ganar. Cambios increíbles como los que te propongo en este post.
Vivir con menos tabiques
Lograr que nuestro hogar se vuelva más espacioso, rodearnos de ambientes con menos barreras arquitectónicas de las que había inicialmente. Suena fenomenal y desde luego para lograr dicho objetivo hay que plantearse derribar ciertos tabiques, o bien jugar con paredes móviles que nos permitan una organización espacial flexible. La cuestión es saber con certeza cuáles pueden tirarse y cuáles deben permanecer en los interiores domésticos.
Por mucho que nos ilusione este tipo de proyectos, no debemos llevarlo a la práctica sin la consulta de un profesional de la arquitectura y el interiorismo. Podrá asesorarnos sobre cuestiones estructurales de nuestra vivienda y del edificio en sí que son muy importantes. Un aspecto fundamental será saber diferenciar entre los tabiques normales y los muros de carga, y dónde pueden encontrarse estos últimos según la fecha de construcción de la vivienda.
Cuando vivimos en un edificio antiguo lo más probable es que se asienten sobre pilares o vigas. Y si nuestra vivienda pertenece a una edificación moderna hay bastantes posibilidades de que haya muros de este tipo en los interiores de casa. El mejor modo de identificarlos es por su grosor, bastante superior a los tabiques normales, y también pueden llevar tuberías e instalaciones en su interior. Se pueden eliminar siempre que se sustituyan por estructuras metálicas, denominadas pórtico o cargadero. De modo que quizá no merezca la pena prescindir de ellos.
Un recibidor irreconocible
Tirar tabiques en zonas como los recibidores, la mayoría pequeñísimos y sin luz natural, es un cambio eficaz y sencillo de llevar a la práctica. Sobre todo cuando la idea es abrirlo al salón para que se beneficie de la luz natural que tiene. De repente la entrada de casa será un espacio luminoso y más libre. Ahora bien, tal vez no nos convence del todo integrarlo cien por cien con la habitación contigua, aunque sea el corazón de la casa.
Hay formas de dar una cierta independencia al recibidor con un look muy inspirador sin tabiques de por medio. Si nos gustan los muebles sin trasera, estas piezas son candidatas excelentes para dividir el espacio y conseguir esa justa intimidad que no queremos perder. Por ejemplo, una estantería con cuarterones de cristal al fondo puede funcionar de maravilla para conectar visualmente recibidor y salón sin que se vea éste nada más abrir la puerta de la calle.
Pero hay más soluciones. Como los paneles de DM, provistos de cajoneras o estantes en la parte inferior y con estructuras con cristal en la parte superior. Lo bueno de ellos es que son diseños a medida y eso nos permitirá crearlos según nuestras necesidades concretas y toda clase de elementos auxiliares.
Cuartos infantiles, mejor unidos
Cuando hay niños en casa de edades similares, unir sus habitaciones infantiles es la mejor manera de crear un espacio exclusivo para ellos. En este caso el proyecto de tirar tabiques nos dará gratas sorpresa decorativas. Además de ganar en sensación de amplitud, es el momento de aprovechar para configurar diferentes zonas a compartir bien diferenciadas. Permitirnos el lujo de habilitar un lugar donde estudiar cómodamente y, cómo no, un rincón para el ocio.
El problema puede surgir cuando se realizan actividades muy diferentes a la vez dentro de esas habitaciones infantiles compartidas. No es cuestión de levantar nuevos tabiques, pero sí de buscar soluciones prácticas para separar esas zonas y dotarlas de autonomía en momentos puntuales del día. Quizá una puerta corredera empotrada si queda algo de pared original es todo lo que hace falta. Sin duda la propuesta más recomendable si queremos disfrutar de ambientes bien aislados del ruido. Y más fácil aún, optar por unos paneles japoneses, que apenas ocupan, o poner un panel con una guía junto al techo para improvisar una corredera vista. Adiós a los tabiques innecesarios y bienvenida la amplitud.
La cocina y el comedor: dos en uno
Cuando nuestra vivienda es pequeña, es muy habitual que en un momento dado la cocina y el salón no den más de sí. Tirar los tabiques que los separan es un plan doblemente útil. En primer lugar, permitirá disimular la escasez de metros que hay en ellos, concebir un escenario casi diáfano que seguro ganará en claridad. Y por otro lado, nos dará pie a reorganizar el espacio de otra manera, con un concepto más funcional y moderno. Incluso será posible introducir soluciones decorativas que antes eran impensables.
Desde islas de trabajo a barras, ideales como elementos de transición si el ambiente integrado es un comedor de diario. Por último, los nuevos espacios quedarán mejor conectados visualmente decorados en una misma gama de colores y con muebles que compartan un mismo estilo. Tirar tabiques ayuda a mejorar notablemente las posibilidades espaciales de cualquier interior doméstico.
¿Ya estás pensando en derribar los tuyos?
Puedes leer la entrada original y completa en de la revista online Decoración 2.0.