Como si disfrutáramos de la estancia en un spa de lujo... recibiendo masajes y mimos.
Un spa por el hecho de que la elección de los azulejos y del suelo son de la misma serie, lo que nos da sensación de estar envueltos, y de que estos además llegan hasta el techo, lo que nos da la sensación de estar en un lugar pensado para la higiene, la salubridad.
Ya que en nuestros hogares, muchas veces, tendemos a no alicatar tanto y tan coordinado, hace que sólo por este hecho nos veamos transportados a un lugar pensado para atender a múltiples clientes, un lugar como un spa.
Y de lujo por dos cosas: el acabado metalizado de los azulejos, con toques en dorado y cobre, y los extras como son los listelos intercalados entre cada fila de azulejos y por el uso de gresite para resaltar los detalles arquitectónicos del baño.
Eso en cuanto al continente, a lo que envuelve. En cuanto al contenido contribuyen a esa atmósfera de spa: el grifo del lavabo en cascada, la ducha fija de tamaño extra, la mampara completamente de cristal, el suelo de la ducha en gresite, el inodoro suspendido con el mecanismo empotrado en la pared, las plantas y, las bandejas con complementos...
Y por último, lo que nos transporta definitivamente a oriente, a parte de la elección de colores de los azulejos, es el uso de mobiliario chino: estanterías, mueble bajo lavabo, espejo (que por cierto guarda tras de él un armario de fondo reducido), y el pequeño baúl lacado en negro.
Para rematar importan los detalles: la lámpara, la figura de buda, las cajitas, el cesto de mimbre y, la pequeña urna. Eso si no se me ha escapado algo...
Como veréis para lograr que un estilo funcione lo importante es la coherencia. No sería lo mismo si los azulejos fueran por ejemplo blancos, o si los detalles no tuvieran nada que ver con el tema.
Hasta pronto y ¡a disfrutar!
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