Obviamente yo estoy en pleno “síndrome”, así que la tarde del sábado la dediqué a reorganizar la parte baja del mueble que tenemos en el salón porque de lo desordenados que estaban los cajones había empezado a amontonar cosas fuera por no caber dentro.
Así que un té chai negro de medio litro, y con un barreño grande donde meter las cosas que quería mantener, y una bolsa de basura para papel y otra para plásticos, me puse manos a la obra.
Realmente mi idea era hacer hueco para un experimento que quiero hacer con mis hijos y del que os contaré pronto. Pero una cosa lleva a la otra y al final revolucioné medio salón.
La verdad es que no te das cuenta de la m* que acumulas hasta que te pones manos a la obra, y sobre todo cuando empiezas a cerrar bolsas para tirar. Eso si, es enormemente liberador, y a mi me produce una paz tremenda ver las cosas ordenadas (sobre todo porque soy una persona muy desordenada).
Ver todos los juegos de cartas, ajedrez, dominó organizados. Muchos de ellos eran de mis abuelos, y me encanta contárselo a los niños. Que vean que hay que cuidar mucho las cosas para que puedan pasar de padres a hijos y nietos, que para ello es importante mantener las cosas ordenadas para evitar que se pierdan.
Por otro lado aproveché para hacer limpia de cables (teníamos un cajón asignado a todo tipo de cargadores, alargadores, clavijas, etc…), que ha quedado reducido a un viejo neceser de piel. Tiré el resto, pero lo mejor fue encontrar un lector de tarjetas que ni me acordaba que tenía, y el cargador del dvd portatil del coche!!!!
Tenemos todas las garantías y papeles de casa por fin bajo control, he recuperado un montón de fotos de los mayores cuando eran bebés, un paquete de christmas que no llegué a usar, unas velitas muy monas de Navidad, unas piñas para decorar… También me quedaron dos cajones libres para poder dejar organizadas los DVD, por un lado los de los niños y por otro las nuestras. En fin, que la paliza mereció la pena.
Uno de los cajones lo he reservado para guardar el material de papelería que más utilizan los niños y que teníamos por toda la casa (¡encontré hasta cuatro pegamentos de barra!). Y aunque tal y como te comenté en este post tenemos un armarito designado solo para los materiales para las manualidades, de este modo, si necesitan algo a la hora de hacer sus deberes, saben dónde encontrarlo, y así espero evitar las visitas de urgencia al chino o al Workcentre.
Para dejarlo todo lo mejor organizado posible siempre es útil recurrir a la compartimentación y tirar como en este caso, de un organizador de cajones de Ikea, unos viejos estuches de los niños donde meter los lapiceros, los rotuladores o las ceras, e incluso las cajitas de nuestras viejas tarjetas de visita ( que al tener la dirección antigua ya no sirven mas que para apuntar cosas) o táperes de plástico que ya no uses.
Como comentaba en Instagram, tenía varios proyectos para organizar este fin de semana, y al final solo me dio tiempo a este, que aún quiero rematar un poco más. Pero creo que es importante no tratar de hacer más de lo que está en nuestras manos, para evitar tener toda la casa empantanada, y sobre todo “quemarnos” innecesariamente. Por ahora he cumplido con el primer objetivo, y con eso ya me doy por satisfecha.
¿Y tú? ¿Estás cómo yo? Pronto te enseñaré los resultados de este “síndrome del nido”.
Un beso,