Probablemente el desorden no afecte a toda nuestra casa, eso dependerá también de qué tipo de personalidad tenga , pero en cualquier caso, por poco que sea, el desorden molesta y nos roba energía.
Así que vamos a enfrentarnos a él haciendo lo mismo que para cualquier otra tarea: planificando el trabajo. Podemos empezar siguiendo estas sencillas pautas:
1. Haz una limpieza a fondo.
Al realizar una buena limpieza, nos damos cuenta en detalle de cómo se acumulan las cosas en determinados sitios y accedemos a otros que en la limpieza cotidiana pasan quizá desapercibidos. Si no tienes tiempo de hacer una limpieza general, coge una bolsa de basura y haz un recorrido por la casa tirando todo aquello que no te suponga tomar una decisión: objetos deteriorados, alimentos caducados, notas de eventos ya pasados…
2. Decide qué uso tendrá cada zona.
Esto que parece una tontería puede ayudarnos mucho. Recorre de nuevo la casa, decidiendo en qué habitación se llevará a cabo cada actividad concretando todo lo que puedas e incluso asignando espacios determinados para albergar cada tipo de objetos. Por ejemplo, decide si la vajilla de las ocasiones especiales se va a guardar en la cocina, el comedor o el garaje y exactamente en qué lugar. Si decides que te resulta más cómodo guardarla en la cocina pero ahora no tienes sitio, ese es un “punto caliente” que tendrás que reorganizar cuando llegue el momento (de momento sólo estamos planificando).
3. Identifica los puntos conflictivos.
Piensa en qué lugares se crea invariablemente un foco de desorden, porque allí tienes probablemente un problema de almacenamiento que tendrás que solucionar. Si uno de esos lugares se utiliza cada día, produciéndote una incomodidad permanente, ponle un asterisco, porque será por ahí por donde tengas que empezar.
4. Haz un calendario.
Si eres de esas personas a las que les encantan las listas, elabora una por orden de prioridades de mayor a menor, de las estancias cuyo desorden más ansiedad te produce y, dentro de ellas, de las zonas que contienen, que irás organizando una a una. Si encima le pones fecha a cada tarea, mejor que mejor.
Si no te gustan las listas, haz lo mismo mentalmente, pero hazlo! Toma nota de por qué habitación vas a empezar, por qué mueble y por qué cajón de ese mueble. No importa que lo hagas de una sola vez o en catorce sesiones, la cuestión es que no pares hasta que tengas todo ese primer mueble ordenado y después el de al lado, y después toda esa habitación..
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