Lo normal es el suelo de la terraza acumule polvo, residuos vegetales e incluso barro superficial que se forma durante los días lluviosos. Así pues, vamos a seguir estos pasos y emplearnos a fondo para volver a dejarlo reluciente.
Hacer acopio del material que vamos a utilizar es lo primero que debemos hacer, pero, cuidado, porque cada tipo de superficie va a requerir un producto de limpieza distinto.
- Barro cocido. La característica principal de estos suelos es que son muy porosos, así que conviene impermeabilizarlos previamente con un producto específico para este fin, como cera para barro (así evitaremos que absorban la suciedad e impurezas y se formen manchas). Para limpiarlo bastará con lejía y agua caliente al 50%.
- Baldosas y azulejos. Al igual que el barro cocido, se limpian con lejía y agua caliente a partes iguales.
- Madera. El material más bonito y elegante para muchos, pero el más sensible a los cambios de temperatura y a las inclemencias del tiempo. Por ello, es necesario aplicarle, al menos dos veces al año, una capa de aceite de teca para mantenerlo protegido y en buen estado. Asimismo, para no dañar la madera, a la hora de limpiarla tenemos que utilizar un detergente neutro especial para este tipo de superficies.
- Cemento. Para sanearlo vas a necesitar tres clásicos de la limpieza (en proporción de tercios): vinagre, amoniaco y detergente.
Además, como materiales comunes para todos los suelos, necesitarás una manguera (cuando sea posible y, si no, un cubo de agua), un cubo, un cepillo de cerdas duras y una escoba.
Cómo limpiar la terraza
Para empezar, vamos a retirar los muebles y todos aquellos obstáculos que nos puedan entorpecer durante nuestras labores de limpieza. Cuando tengamos todo el espacio correctamente despejado, procederemos a retirar, con ayuda de la manguera, toda la suciedad incrustada en el suelo: arena, polvo, hojas, etc. A continuación, retiraremos el agua y la suciedad con ayuda de la escoba.
El siguiente paso es frotar el suelo con el cepillo y el producto de limpieza escogido (agua y lejía, jabón neutro o el que corresponda a cada tipo de superficie) para dejarlo libre de manchas. Tendremos que hacer especial hincapié en las juntas que hay entre baldosa y baldosa, ya que suelen acumular suciedad y tienen a oscurecerse. La lejía o el detergente y tu paciencia se ocuparán de que queden como nuevas.
Ya solo queda aclarar con agua y dejar que el aire y el sol realicen el proceso de secado.
Cuando hayamos terminado con el suelo, podemos proceder a limpiar vallas y barandillas. Para ello, retiraremos el polvo con la manguera (si la suciedad está muy incrustada) o con un trapo humedecido en agua y limpiaremos a continuación con una bayeta de microfibras y jabón neutro mezclado con agua. Para finalizar, secaremos con un trapo y ¡listo!
Y tú, ¿tienes algún truco para limpiar tu terraza?
Próximamente, más consejos en nuestro blog de Vivienda Saludable. ¡Te esperamos!