Mantener ordenado un armario resulta mucho más sencillo cuando existe en él una buena distribución. El diseño interior de un armario no solo debe ir encaminado a optimizar al máximo el espacio, sino que también debe adecuarse a las necesidades de quien va a utilizarlo diariamente. Distribuir tu armario de forma correcta es la clave.
Hay algunas preguntas previas que todos debemos plantearnos antes de ponernos manos a la obra: ¿Cuántas personas van a utilizar el armario? ¿Qué necesitamos para organizar la ropa correctamente? Y, sobre todo: ¿De qué tipo de armario disponemos? Sí, parecen preguntas obvias, sin embargo, casi nunca nos detenemos a pensar en su importancia. Ha llegado el momento de empezar a hacerlo.
Los espacios interiores de nuestro armario
Todo armario se organiza en una serie de secciones verticales denominadas cuerpos y otras horizontales, superiores o inferiores, como baldas y cajoneras. Cada una de ellas tiene un cometido diferente. Se recomienda que las secciones verticales no superen el metro de ancho, a fin de evitar que las baldas superiores se curven con el peso (el que colocamos sobre ellas o el que colgamos de las barras donde van las perchas).Dependiendo de qué tipo de prendas tengamos, conviene optar por dar mayor o menor espacio a los cuerpos verticales. Por ejemplo: si tenemos muchos vestidos largos y pantalones, necesitaremos más secciones verticales. Si, en cambio, lo que tenemos en abundancia son zapatos, habrá que dar más espacio a los cuerpos horizontales de la parte inferior del armario, para que quepan todos.
Hoy son muchas las firmas que nos ofrece una amplia y variada selección de complementos interiores para añadir a las configuraciones predefinidas para poder así adaptar el armario a nuestras necesidades.
Un buen punto de partida para distribuir nuestro armario correctamente es dibujar un pequeño croquis de cómo sería la distribución ideal, atendiendo siempre a cuáles son las prendas y complementos que deseamos guardar en él y a las limitaciones de espacio con las que contamos. Sobre esta base podremos empezar a diseñar nuestro armario perfecto.
Espacio disponible y soluciones
Aquella vieja sentencia darwiniana de «adaptarse para sobrevivir» se puede aplicar al mundo de los armarios. Estos no siempre son como nosotros deseamos que sea, por lo que lo mejor que podemos hacer es obtener ventaja de sus peculiaridades.
Por ejemplo, si nuestro armario es particularmente profundo, hay que aprovechar para sacarle el máximo partido mediante barras y pantaloneros extraíbles, soluciones prácticas que nos permitan acceder cómodamente a toda la ropa.
Si, en cambio, tenemos en casa un armario demasiado alto, existe la opción de recurrir a soluciones como barras elevadoras extraíbles que nos permiten acceder a la ropa que nuestro brazo no alcanza. Como en la imagen superior.
Ropa doblada o ropa colgada
He aquí otra cuestión que va a condicionar toda la distribución de nuestros armarios. Si optamos por el método tradicional de ropa colgada en perchas, será necesario dejar un espacio de entre 120 y 170 cm de altura, para poder colgar las prendas más largas, como los vestidos. También se pueden colgar las barras a alturas más bajas (90 ó 120 cm) para colgar camisas y prendas más cortas.
Por otra parte, cada vez más gente se ha pasado al método konmari de la japonesa Marie Kondo que, entre otras cosas, apuesta por guardar la ropa doblada a fin de conseguir más orden en el armario y aprovechar mejor el espacio disponible. En este caso vamos a necesitar más baldas y con mayor anchura.
Probablemente en el término medio esté la virtud. Nuestro armario tiene que contar con espacios para ropa colgada y para ropa doblada. Vestidos, camisas, polos, americanas… Estas prendas deben guardarse en perchas adecuadas para que no se deformen. Y para faldas y pantalones hacen falta perchas de pinzas.
Las baldas las reservaremos para jerseys y camisetas, mientras que los cajones (clásicos o extraíbles) son más adecuados para calcetines y ropa interior, prendas pequeñas que se descolocan y se desparejan fácilmente, provocando ese desorden visual que tanto nos molesta y haciéndonos perder el tiempo a la hora de vestirnos.
Luz interior
Es una tendencia al alza, pero también una solución muy práctica. Si nuestros armarios son demasiado cerrados y oscuros, ¿por qué no añadir uno o varios puntos de luz?
La parte más difícil de iluminar el interior de un armario es decidir dónde van a ir estas luces. Las opciones son de lo más variado. La idea clásica es la de situar las luces en la parte más alta del armario, el techo. Desde allí, con la correcta orientación, podremos conseguir una buena iluminación para todas nuestras prendas.
Pero existen también otras alternativas más originales: hay modelos de luces pensados que van insertados en las propias barras, o bien tiras de led adhesivas para clocar en los laterales de cada cuerpo del armario, dotando al espacio interior del armario de una intensidad distinta que nos puede recordar a la de los probadores de algunas tiendas.
Puertas de armario
Aunque de entrada puede parecer una cuestión secundaria, el tipo de puerta que elijamos para nuestro armario puede jugar a favor o en contra de una correcta distribución del espacio. Existen tres grandes tipos de puertas de armario, cada una con sus ventajas y desventajas en este sentido:
Puertas correderas, que se desplazan por un sistema de carriles muy práctico y sencillo. Al ocupar poco espacio, son perfectas para habitaciones pequeñas y, convenientemente decoradas, pueden ser un elemento más de la decoración de casa.
Puertas abatibles, las puertas clásicas que abrimos estirando hacia nosotros. Aunque pueden resultar algo más incómodas en habitaciones de espacio reducido, tienen un plus que muchas veces se nos pasa por alto: nos brindan espacio extra de almacenamiento, ya que en el interior se pueden instalar sistemas para colgar cinturones, echarpes, etc.
Otros complementos
Por último, para rematar la tarea de distribuir un armario con inteligencia y eficacia, contamos con innumerables complementos. Estos son algunos de los más interesantes:
Zapateros. Especialmente diseñados para integrarse en un armario empotrado. Los hay de muchos tipos, siempre destinados a ocupar la parte inferior de nuestros armarios. Algunos de ellos están cerrados para que los malos olores del calzado (en el caso de que los haya) se impregnen en nuestra ropa.
Corbateros. Imprescindibles en el armario de todo caballero que se precie. Estos complementos van colgados en las barras o adosados a las paredes del armario. Pueden almacenar a una gran cantidad de corbatas, debidamente clasificadas en un espacio muy pequeño. Hay también interesantes modelos extraíbles, como el de la imagen de arriba.
Pantaloneros. Son un tipo especial de perchas pensadas para alojar en ellas a varios pantalones, aprovechando al máximo el espacio disponible y manteniendo nuestros pantalones lisos y sin arrugas.
En Saiton, Filinox, Ikea, Esenzia, In Decor y Esmueble encontraréis algunas de las soluciones que se mencionan en este artículo. Utilízalas como inspiración para diseñar tu armario.