En el Imperio del Sol Naciente son expertos en sacar el máximo partido a la superficie, ya que las estancias transforman radicalmente su aspecto en función de si es de día o de noche, una ventaja de la que toman buena nota las casas occidentales.
Desde Futonia afirman que "en Japón han sabido responder al problema del espacio desde tiempos antiguos sin renunciar a la calidad y la estética. Eso hace que nos hayamos fijado en su estilo de decoración y lo hayamos adaptado a nuestro hogares". De este modo, por las mañanas se impone la amplitud, manteniendo los muebles recogidos. Al llegar la hora de dormir, lo que servía de salón es ahora un completo dormitorio.
En cuanto a los materiales, destacan la madera para las piezas de mobiliario y el algodón y la seda para las textiles. Por otro lado, existen materias primas con las que se ha trabajado poco en nuestras latitudes, como la paja de arroz de los tatamis o el papel proveniente de este mismo grano, empleado en la fabricación de lámparas, biombos y puertas correderas.
La decoración oriental lleva tiempo arrasando en Europa, pero su influencia es actualmente mucho más fuerte. Al buscar las razones, Haiku-Futón lo tiene claro: "toda la cultura japonesa impresiona por su sencillez, elegancia y belleza". Asimismo, Futonia asegura que la presencia de "los colores de la naturaleza, la luz tamizada y la versatilidad de los espacios y los muebles" juega a su favor.
Si pensáramos en algún mueble japonés, la mayoría señalaría al futón como el más representativo. Originalmente, este colchón milenario se elaboraba con capas de algodón superpuestas y cosidas entre sí. Su delgadez permite enrollarlo sin esfuerzo, por lo que "la cama aparece y desaparece con facilidad, creándose un espacio vacío durante el día", revelan los expertos de Haiku-Futón.
"El futón actual es una mezcla de fibras naturales, básicamente capas de algodón en la superficie, y un núcleo de látex en el centro", admiten desde Haiku-Futón, ya que en Occidente, todavía nos sentimos algo incómodos durmiendo en un futón clásico, por eso "se realiza en diferentes grosores: desde el fino que mantiene la esencia japonesa, hasta el más grueso que acepta las influencias europeas".
En Futonia siguen el mismo proceso: "hemos mejorado la calidad de los futones introduciendo capas de látex natural en su interior, lo cual alarga la vida de estos colchones y les confiere más elasticidad". En este sentido, la combinación de tradición y modernidad es la clave que proporciona el descanso correcto, ya que el látex favorece la adaptabilidad y aleja la humedad.
Estos profesionales informan que el tatami "se utiliza también con estructuras bajas de madera, dejando que el futón descanse sobre el mismo durante la noche y se pliegue durante el día". Así, es posible disfrutar de un espacio libre para otras actividades. En Haiku-Futón lo sirven en planchas de 90 x 200 cm. y un grosor de 5 cm., mientras que Futonia lo importa directamente de Oriente.
Otro de los protagonistas es el típico suelo japonés, conocido como tatami, unas planchas elaboradas con paja de arroz prensada recubiertas por una fina esterilla de igusa. Este pavimento "ofrece una superficie firme con una dureza ligeramente inferior a la madera", admiten desde Haiku-Futón, añadiendo que "resulta un elemento muy cálido y amable que invita a sentirlo con el pie desnudo".
Las famosas puertas correderas que estamos acostumbrados a ver en ambientaciones orientales se llaman shojis. Están compuestas por madera y papel de arroz, un elemento que "permite el paso de luz, pero la tamiza para que no sea demasiado directa", revelan los especialistas consultados. Otros imprescindibles de este estilo son los biombos, las lámparas, las mesillas o los fantásticos convertibles.