Los cuadros siempre han sido algo clave en la decoración ya que son un elemento que puede centrar la atención de un elemento importante (una chimenea, un mueble, un cabecero, una pared estrecha…) o de toda una estancia (el salón, el dormitorio, la zona de trabajo, el pasillo…). Estamos acostumbrados a verlos más en solitario, un cuadro aquí, otro allá, dos o tres juntos de un mismo conjunto, etc., aunque cada vez es más común verlos agrupados formando ellos mismos un mural.
Esta nueva opción de decoración permite hacer todas las combinaciones posibles que queramos, dejándonos crear cualquier tipo de composición y es válida para cualquier estancia de la casa, el salón, el recibidor, el pasillo, el dormitorio, y también en cocinas, baños y escaleras.
Los cuadros se pueden colocar colgados en la pared o bien apoyados sobre baldas, muebles o incluso el suelo. Se pueden combinar tamaños, colores, formas, según queramos que la composición quede equilibrada, simétrica, o con contrastes y de una manera más libre. También se pueden colocar en su interior fotografías que hagan recordar momentos o personas especiales, pinturas o dibujos que nos gusten, láminas con frases positivas que nos alegren… Podemos seguir una misma temática para todo el conjunto o una combinación de todas ellas, todo dependerá del estilo que queramos crear o la importancia y el valor de cada elemento y la ubicación donde lo queramos tener. También se pueden combinar con otros elementos: relojes, letras, espejos, etc. ¡En la variedad está el gusto!
Así que ya véis, todo es posible, ¡imaginación al poder!
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