Todo tiene su momento, su momento exacto, lo que hoy vale mañana no. Situaciones externas a nosotros nos influyen para que no todo valga siempre. Nuestras concepción de las cosas varia en ocasiones de un segundo a otro, influenciadas por cosas ajenas a nosotros o por la actitud que en ese momento tengas, tantas informaciones llegan a nosotros sin darnos cuenta y eso cambia totalmente la apreciación de las cosas.
No miras con los mismos ojos siempre, una flor puede despertar dentro miles de sentimientos, sacar una gran sonrisa o todo lo contrario en otro instante.
Todo esto viene a colación de un libro, un libro que comencé a leer en varias ocasiones y nunca conseguía seguir leyendo, la sensación que me producía era de angustia y desagrado, así que una vez tras otra lo dejaba de lado. Por aquel entonces aun tenía la idea que no debía dejar un libro a medias y más un clásico de lectura obligada. Ahora ya no pienso igual, hay que leer para divertirse, no es cuestión de pasar un mal rato. Hubo un día que me apetecía ese "horripilante" libro hasta entonces y lo leí del tirón. Ese era mi momento y no antes. No siempre tenemos la misma visión o necesidades.
Si que es cierto que tengo mis libros favoritos a mano, esos que no me canso de releerlos, que cada cierto tiempo pasan a mis manos y los leo como si fuera la primera vez. Te sacan una sonrisa, te hacen meterte en el papel y nunca te defraudan.
Ahora uno de esos libros lo tengo en mis manos. MB