Este mes te voy a estar compartiendo cómo desarrollar un proyecto decorativo paso a paso. La semana pasada vimos como encontrar las referencias de forma eficaz. Y hoy toca averiguar cómo elegir la paleta de color.
Y esta es para mí la parte más difícil de cualquier proyecto. Pídeme que distribuya superficies de geometría rara, que ajuste dimensiones de mobiliario, combinaciones de estilos, no sé. Todo menos paletas de color. Me parece algo tan personal...
Además hay que tener en cuenta la iluminación y eso es como, ¡socorro!. Siempre se puede recurrir a los neutros, a paletas suaves o a paletas de referencia como las de Design Seed pero, si quieres una totalmente personalizada partiendo de cero, vamos a ver cómo crearla.
Por supuesto partiremos de los conceptos trabajados la semana pasada acerca de las snesaciones. Si hiciste tu estudio previo te habrás dado cuenta de que en todos los espacios en lo que te inspiraste siempre coinciden algunos colores.
· Fuentes·
Aquí te propongo hacer una lista de pros y contras o, mejor dicho de con qué te quedas y con qué no. Ahora lo entenderás.
Blanco: se repite tanto en textiles como en muebles pero sobretodo en paredes y techos.
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· ¿Con qué me quedo?
Con la luz que emite, con la sensación envolvente del blanco, me gusta en paredes y techos porque aunque necesito mucha oscuridad para dormir bien, por el día me gusta que haya bastante luz para esos momentos de retiro.
· ¿Con qué no?
Con el tono. Aunque me gusta mucho el blanco, para el dormitorio prefiero algo un poco más cálido. Un tono más crudo que suavice la sensación fría y no deslumbre. Igual en textiles y mobiliario.
Azul: es curioso porque hasta que empecé este blog este color no estaba entre mis elecciones nunca. Pero será como cuando te repiten una y otra vez una canción en la radio, pasas de no gustarte en un principio a terminar cantándola. Pues algo así pero más intenso. Siento amor por el azul ahora mismo, pero en sus tonos más dramáticos, otoñales.
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· ¿Con qué me quedo?
Con la posibilidad de utilizarlo en la pared y en textiles, aunque una alfombra estampada en este color pero desgastada también me pone los dientes largos.
· ¿Con qué no?
No lo quiero en la pared del cabecero porque por la forma de la habitación, esta parecería más pequeña. Si lo utilizo en textiles optaré por un tono más claro o en estampado combinado con blanco. Porque así como una pared no me resulta pesada, la ropa de cama en tono oscuro me agobia.
Rosa: este es un color que tanto puedo amar como odiar. Por eso me decanto siempre por los tonos más suaves o los más granates.
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· ¿Con qué me quedo?
Con la idea de introducirlo en detalles como la lámpara o el estampado de los textiles. O también con la posibilidad de que el blanco de las paredes tenga un subtono rosado, casi imperceptible pero el efecto de la luz al reflectarse es muy acogedor.
También cabe la posibilidad de que la pared azul se convierta en una granate.
· ¿Con qué no?
Con paredes rosa pastel o paredes rosa en general, ni por asomo. Tampoco florituras, ni marcos, ni cojines. La cantidad justa de rosa como para que se sienta un poco femenino pero el cuarto de barbie no, gracias.
Marrón: me encanta el marrón, en casi todos sus tonos. Pero sobretodo los de la madera de nogal, el cuero y el corcho. Este color me transmite armonía y energía a la vez. Quizá te parezca raro porque el marrón suele considerarse aburrido pero a mí me gusta un montón.
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· ¿Con qué me quedo?
Con unas mesas de noche de madera en estos tonos o el cabecero. Tampoco superficies muy grandes porque el dormitorio es pequeño y me agobiaría.
· ¿Con qué no?
Con madera desgastada o en tonos cerezo o pino. El tono cerezo me recuerda demasiado a los 90 y no me gusta, y el pino me da la impresión de mueble inacabado.
Estas reflexiones te sirven para hacerte una idea mejor de hacia dónde tiran los tonos de los colores que has elegido. En mi caso me decanto por las variaciones más intensas, otoñales y también un poco desgastadas.
Así que voy a crear distintas paletas teniendo todo esto en cuenta para ver con qué me quedo. Para esto lo ideal es trabajar con la regla del 60-30-10.
El 60% representa el color dominante.
El 30% es el color secundario, con el que crearás equilibrio.
Y el 10% estará representado por el color de los acentos.
Esto no significa que solo puedas utilizar tres colores. Cada porcentaje puede estar formado por una pareja o un grupo. Pero para que te resulte más fácil, te recomiendo no abusar de cantidades e intentar que la paleta sume un número de colores impar.
Bien, como hay dos colores complementarios peleándose por protagonismo (rosa y azul) he trabajado con ellos tanto como color dominante como de acento. Tras varias pruebas me queda decidir entre estas dos.
TIP: Aprovecha la forma de la sección áurea para distribuir los colores. Es simplemente una idea para saber la dimensión que pueden coger los colores en la totalidad del espacio.
Esta primera paleta es el resultado de las pruebas que hice utilizando el azul como color principal. Entre los que seleccioné al principio, el que más me gusta es éste. Mi idea es pintar la pared de la ventana de un color profundo, para enmarcar ventana y luz.
Para suavizar la intensidad, el resto de paredes irían en un blanco crudo. Materiales, textiles y complementos en blancos, rosas, azules más tenues y el mobiliario de madera. Le he añadido un borde en tono cobre porque ya tengo algunos complementos en este material y los quiero integrar.
Pero, hace unos días de casualidad vi esta imagen y pensé que podría quedar bien la pared de la ventana en este tono de rojo. Y puesto que es bastante similar al granate de mi paleta, probé. El resultado fue este. Me costó un poco encontrar el equilibrio. De hecho no estoy del todo convencida pero aún así, me quedo con este.
La verdad es que la idea de pintar la pared de este color me tiene emocionada. Aún tengo que ir a por la pintura pero prometo Instagram Stories en cuanto empiece. Snapchat nunca me gustó; Instagram me flipa (aunque mis fotos dejen mucho que desear) así que, que tengan Stories me vino de miedo.
Así que: ¡Paleta ganadora!
Como ves, el color y su intensidad conviven perfectamente con un ambiente relajado y de sensación neutra. Anímate a hacer este ejercicio y no tengas miedo de introducir colores que a simple vista no parezcan funcionar. Si lo trabajas a conciencia no tiene porque cansarte el resultado a corto plazo.
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¿Qué te parecen estas ideas?
¿Me cuentas tu manera de crear una paleta de color?
Nazaret