Andrew Kromelow, conserje del estudio de arquitectura de Frank Gehry, decidió un buen día de 1989 ponerse a recoger todos las cosas y herramientas que estaban desperdigadas por el taller y colocarlas encima de una mesa. Eso sí, meticulosamente ordenadas por usos, formas y tamaños y formando ángulos de 90º.
El resultado: una superficie perfectamente organizada, con todos los objetos a la vista y que permitía trabajar de forma más productiva y eficaz. El conserje Kromelow decidió bautizar este proceso con el nombre de knolling,inspirándose en la marca del fabricante de muebles - Knoll - para el que estaban trabajando en aquel momento.
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