En diciembre de 2019 por fin nos decidimos a comprar un nuevo sofá, llevábamos casi dos años con la idea en la cabeza, pero en el fondo nos daba pena cambiar el nuestro. Tenía solo 7 años, y auqnue la esstructura estab nueva, la tela de las fundas y la polipiel del armazón estaban reventadas, nunca os compréis un sofá de polipiel. El nuevo sofá es bastante colorido, cuando lo vimos en la tienda nos encantó y pensamos que encajaría perfectamente en nuestro comedor. Lo que no tuvimos en cuenta es que la mesa era de un color muy parecido, y cuando vimos el conjunto de las dos cosas no nos gustó mucho. Lógicamente no iba a cambiar el sofá, porque nos lo hicieron a medida, y comprar una mesa nueva no entraba en nuestros planes. Así que la única solución que se me ocurrió fue recurrir de nuevo a la pintura Chalk Paint y darle un aire nuevo.
Lo del color amarillo fue algo que casi ni me pensé, vi en pinterest varias mesas de ese color y me fascinaron. Confieso que al principio me costó acostumbrarme, estaba enamorada de mi mesa azul envejecida. Ahora con las sillas nuevas, cada vez que la miro me gusta más.
Aquí puedes ver un ejemplo de como estaba antes. Cuando compré las sillas Tower hace 7 años no estaban tan vistas como ahora, así que hacía tiempo que quería cambiarlas. Les tenía el ojo echado a unas sillas de diseño, pero pensándolo bien, comprar unas sillas nuevas solo porque las otras ya no me gustan tanto me parece un despropósito. Así que una vez más, Chalk Paint a las vista. Lo que hice fue un cambio, las sillas del comedor las pasé a la cocina y las de la cocina al comedor, eso sí, antes pasaron por chapa y pintura. Las pinté en negro porque sabía que iban a quedar muy elegantes, no es un color que abunde en mi casa, pero me gusta mucho como han quedado. El asiento lo tapicé con una loneta floreada que tenía en casa de mi época de costurera. Estoy super contenta con el cambio, las sillas tower en mi cocina quedan preciosas y el comedor tiene más personalidad con estas nuevas.
La última parte de esta reforma, fue decorar la pared que hay encima del sofá. Me apetecía crear una composición de cuadros, y una vez más rebusqué por casa. Encontré marcos que ya ni siquiera me acordaba que tenía, como los dorados, que creo que le dan un toque muy personal. El resto de cuadros, láminas y accesorios también son cosas que ya tenía.
Conclusión, se pueden hacer cambios en la decoración sin tener que comprar o invertir mucho dinero. No solo no ahorramos, también ayudamos al medio ambiente. Ahora mi comedor me encanta, y me alegro de haber hecho el cambio justo antes de la cuarentena, ya que tengo que pasar tantas horas en casa, nada como sentirse a gusto en ella.
Nos vemos pronto.