Este nombre tan español es, en realidad francés. Bueno, mitad francés, o mitad español, como él mismo declaraba a el diario El País en 1987. Su padre emigró en 1920, y sus tres hijos se llaman Álvaro, Belén y Leonor.
Su leit motiv son las flores, siempre. Estudiar y dibujar flores fue lo primero que hizo este artista, desde muy joven. Y de hecho es lo que siempre ha hecho, dibujar flores, aunque después haya aprendido a la perfección la técnica de imprimir esos dibujos en telas de excelente calidad. Después de estudiar Bellas Artes en París y Roma, abrió su taller en la capital francesa.
Desde el principio trabajó bajo su propia marca, elaborando sus telas con destacados dibujos florales y dejándose inspirar por las culturas orientales. En España, la primera licencia para la fabricación de sus diseños la tenía Casa y Jardín, pero en los 90 la casa Manuel Cánovas fue adquirida por Colefax & Fowler y en España la licencia actual la tiene Gastón y Daniela.
“En la casa uno debe pasar mucho tiempo, y debe ser racional; que no pase que después de dos años ya no se pueda ver. El clasicismo me gusta mucho, y clasicismo no quiere decir el gusto por el pasado, sino por las cosas sencillas y de óptima calidad”.
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