Había nacido un intrépido empresario, que a la temprana edad de 14 años (con una familia demasiado pobre para que él pudiera estudiar) comenzó su carrera trabajando en el puesto más humilde en una fábrica de destilería.
Se forjó el hombre que fue, y aprendió todo lo necesario para llegar hasta donde se propuso. Tenemos que remontarnos al año 1863 (Pessione, región del Piamonte, norte de Italia) para introducirnos en el momento en que su carrera explosionó hacia el éxito. Junto con un maestro artesano llamado Luigi Rossi, compran la “Distelleria National di Spirito di Vino”, en Turín, y añadiendo un tercer socio, Teófilo Sola (como director financiero) fundan la casa Martini & Rossi.
Eran unos visionarios y soñaban con una bebida única que representara la belleza y el estilo de vida que ellos sentían como ideal, es decir, una Italia cosmopolita, sofisticada y elegante. Y para ello quisieron marcar la diferencia en una época en la que los vermuts eran muy amargos, creando el Vermouth Martini Rosso, el emblema de la casa a día de hoy, una bebida suave y con ese aroma y sabor tan característicos que hasta hoy nos ha llegado generación tras generación.
Alessando Martini se encargó de promocionar la marca y la llevó por más de 43 países del mundo, en una época donde el medio de transporte era el barco de vapor, el tren y los carros de caballo, es decir, una tarea casi tan artesanal como su propia elaboración.
La compañía también participó en grandes exposiciones internacionales cosechando grandes éxitos: en 1912 ya contaba con 13 Grandes Premios y 40 medallas de oro.
Unos años después, en el año 1893, Martini introdujo en Barcelona aquel milagro hecho bebida, siendo éste el primer licor de semejantes características que se pudo degustar en España. Y en 1901 Flaminio Mezzalama (gerente de Martini & Rossi, considerado el padre del turismo gastronómico) montó un pequeño bar en la Calle Escudellers, había nacido el “Petit Torino”.
Debido a su enorme éxito, al año siguiente abrió el legendario Café Torino, en el número 18 del Paseo de Gracia, una obra maestra del modernismo barcelonés donde participaron Antoni Gaudí, Pere Falqués y Josep Puig, sus máximos exponentes. El lugar se convirtió en indispensable, tanto para turistas como para la alta burguesía catalana, y era conocido como el “Palacio del Vermouth”. En el 1903, debido a su espectacularidad, recibió un premio otorgado por el Ayuntamiento de Barcelona, que distinguía los mejores comercios y edificios urbanos de la época.
En 1960 se inauguró la Terraza Martini, en la última planta del antiguo Banco Rural, en el número 16 del Paseo de Gracia, con 806 metros cuadrados de superficie y 185 de terraza; no es difícil imaginar aquel lugar de encuentro en una de las arterias principales de Barcelona, como el must de la la Ciudad Condal………..SIGUE LEYENDO
Visto en: Elio Colen Mirete para HomeLifeStyle Magazine, Paper Edition 2015 “Spring Explosion”
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