Ser madre te cambia la vida. Por completo. Y no sólo me refiero a lo que viene a ser tu día a día sino también a tu manera de ver y entender las cosas. Primero fue el pelo. Sí, tantos años dejándome crecer la melena para al final darte cuenta de que además de tenerla descuidada, se había convertido en un juguete al que mi hija le gustaba agarrar, potenciando de esta forma mi más que alarmante caída del cabello, que por lo visto, en el postparto es normal. No negaré que me dio una pena horrible ver como la peluquera se lo pasaba bomba dándole a la tijera, pero de alguna forma, y con el paso de los días, me siento mucho más cómoda y a gusto con mi nuevo aspecto.
Y después de mi pelo, le ha tocado al blog. Llevaba tiempo que no conectaba con la anterior imagen y me apetecía que, de la misma manera que yo había sufrido una transformación física, también ese cambio se viese reflejado en el blog. Yo no soy diseñadora gráfica, y tampoco me he asesorado por alguien entendido en la materia, simplemente tenía bastante claro lo que quería y he ido a buscar la plantilla que mejor se adecuase a mis necesidades actuales. La base sigue siendo la misma: diseño simple, limpio y con pocas florituras. Aún quedan algunas cosillas por ajustar, pero en general he de decir que el cambio de diseño ha sido poco traumático en cuanto a errores y problemas se refiere. Lo que más me gusta del nuevo look son la barra superior con el menú, los iconos de las redes sociales y el formulario de búsqueda, que se mantiene siempre visible mientras navegas; y el pie de página con las últimas imágenes que he publicado en Instagram.
Además, el nuevo logo no puede gustarme más. Espero que éste dure mucho tiempo porque ya he perdido la cuenta de las veces que lo he cambiado. Y la verdad, siempre he querido encontrar el definitivo.
¿Qué os parece el cambio? Feliz Día de la Madre.
Imagen: Cereal