¿Qué tal el verano? ¿Habéis reutilizado y dado una vuelta a algún mueble viejuno en la época estival?
Yo vuelvo a la carga para presentaros uno de mis trabajos de las últimas semanas: una mesita de noche y un cabecero que no iban a juego, pero les había tocado todo un matrimonio concertado sin comerlo ni beberlo.
Apostando por la utilidad, para su cuarto de invitados mi madre había comprado en su día una mesita de noche con capacidad, pero estaba un poco “encajada” en las dimensiones de la habitación, y al no tener un solo cristal ni hueco, el hecho de que fuera de color madera daba aún más sensación de pesadez.
Entre eso y el cabecero color marrón de “rejilla” al que yo tenía muchísima manía… Siempre me estaba diciendo que algún día quería que le pintara de color claro la habitación (la cómoda era lacada en color beige con efecto envejecido), así que me después de mucho tiempo finalmente me decidí a hacerle un hueco a este trabajo.
Esta vez no usé chalk paint porque mi madre prefería pintura de la de toda la vida, así que tuve que tragarme el engorro de lijar y de trabajar con aguarrás, pero ella ha quedado encantada (lo que no le ha gustado tanto es el olor de la habitación, ¡espero que se vaya pronto!).
El ligero efecto envejecido lo conseguí con betún de Judea; era la primera vez que lo usaba y al principio me llevé un susto porque “manchaba” un montón a pesar de haberlo rebajado con aguarrás, y si lo quería quitar con el trapo me dejaba unas marcas horribles. Luego recordé haber leído que este betún se podía usar junto con cera transparente, así que ni corta ni perezosa me fui a por la lata de cera de abejita con la que hidrato mi mueble del salón y ¡aquello dio un giro de 180º!
La verdad es que en las fotos parecen más blancos que beige, pero conseguí un tono súper parecido al de la cómoda. ¿Os gustan? ¿Cómo los habríais pintado vosotros?
Puedes echar un vistazo a otro cabecero que pinté hace un tiempo.
¡Hasta pronto!
Laura
Who said brown?
Hi there, I hope summer has treated you well! Have you tried to turn some piece of furniture around during the last weeks?
I’m finally back as I promised to show you a project that was long overdue: a bedside table and a headboard that were never a set but had to coexist like those in an arranged marriage.
If you’re not rolling in room and you desperately need some storage capacity, side furniture has to be functional rather than super beautiful. This was the case of my mum’s guest room: the bedside table looked squeezed in and its dark brown colour didn’t help. Plus I hated the brown wicker headboard, so my mum would always ask me to paint it all in a soft colour. My mum asked me to use common paint (vs chalk paint) this time, so I had to go through the whole sanding and turpentine painting process, not to mention the lingering smell in the room…
The subtle distressed look (so subtle I doubt one can appreciate it on these pictures) was achieved by using bitumen judaicum (wood dye). I was really shocked when I applied it for the first time: everything looked ruined with awful stains, even though I had previously diluted it with turpentine! Suddenly a thought crossed my mind: I’d heard you can actually use turpentine with clear wax, so I grabbed my tin of beeswax and the look changed dramatically!
Although it all looks quite bright/whitish, I achieved a beautiful beige colour, quite matching the chest of drawers.
Hope you like the transformation. How would you have painted them?
P.S. You can have a look at another headboard I painted some time ago.
Laura