Resulta que mañana es mi aniversario de bodas. Llegadas estas fechas, a mí que soy al romanticismo lo que el Grinch a la Navidad (o casi), me surge el instinto amoroso cual Nati Abascal en un after. Saludos a Nati.
Busco y rebusco escapadas románticas que sé que no podré hacer por distancia, restaurantes románticos, mesas románticas y a puntito estoy de caer en los cojines con forma de corazón. NO.
Como en el momento en el que estoy escribiendo esto todavía no sé cómo vamos a celebrar El Evento, ha aflorado mi lado más crítico dirigido hacia las mesas románticas-ideales-de-la-muerte con las que nos tienta Pinterest. Y te adelanto dos cosas. 1) Después de mirar y remirar, creo que una mesa romántica, que no pastelosa, sí es posible. Con algunos peros. 2) Este año me he decidido a montar una, aunque será después del aniversario. Prometo enseñártela.
De momento, si te parece, vamos a ver algo de realidad vs Pinterest. Y algunas mesas que sí y otras que no.
¿Existen las mesas románticas en el mundo real?
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Vamos por partes. ¿Qué es lo que tú crees que es más necesario a la hora de decorar una mesa romántica? Te voy a dar una pista. No es la compañía (hablamos de decoración), sino el entorno.
Y ahí es dónde empiezan los primeros “sí, pero”.
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Si tienes la suerte de contar con una playa de arena blanca y aguas turquesas, desde aquí te digo que ya tienes el romanticismo listo. Pero no es lo habitual. Ni aunque algún genio del DIY te fabrique una palmera ad hoc.
Más al alcance de algunas manos está la playa mediterránea, cantábrica (ay el frío) o atlántica. Aquí sí tenemos algo avanzado: el entorno. Y no te hará falta mucho másque trasladar mesa, sillas, velas, manteles y, que no se te olvide, comida y bebida. La tortilla de patata no es lo más romántico del mundo, tenlo en cuenta. Y menos si tiene cebolla.
Así que, salvo que me asegures lo contrario, las mesas románticas en la playa solo existen en Pinterest. O en cenas organizadas por profesionales. O tal vez si tienes la suerte de tener tu casa muy cerca de la playa, de manera que la logística no te quite el romanticismo de un plumazo.
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Mención especial merecen las cenas EN EL AGUA. Yo no soy sospechosa de que un poco de agua me asuste,pero esta idea se me va un poco de las manos, si te digo la verdad.
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Eso sí, bonitas son un rato. Siempre y cuando cuentes con unas buenas botas de agua.
No me quiero dejar llevar por el lado oscuro. Las mesas románticas y veraniegas existen y son posibles. Y yo estoy tomando nota de todo lo necesario para la mía. Pero se me ha acabado el espacio por hoy. Cachisss.
Bien mirado, las mesas románticas veraniegas y Pinterest reales merecen un post propio. Porque una cosa está clara: no hay nada mejor que una noche de verano para celebrar una cena romántica al aire libre. Y hay que aprovechar.
¿Qué opinas tú de todo esto? ¿existen las mesas románticas monísimas en la vida real veraniega?
¡Nos vemos el viernes!
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