Ambos son de madera natural y hechos a medida para nuestras necesidades. El aparador por fuera parece que tenga 3 cajones, pero en realidad son 2, ya que uno de ellos es lo suficientemente ancho para albergar toda la cubertería buena. Además, la zona de la vitrina tiene la altura justa para que quepan las copas de vino. Por otro lado, el mueble de la televisión tiene la altura necesaria para que el sofá no tape la visión si se ve la tele desde el comedor. Está todo pensado jeje.
En su día los elegí de color wengué porque quería que se viera la beta (y por aquel entonces se llevaba) pero, aunque el salón tiene mucha luz (tres ventanales) siempre veía esas zonas muy oscuras. Así que, aprovechando las líneas rectas y atemporales del mueble, me decidí a transformarlo para adaptarlo al estilo que está tan de moda.
Antes de esto, el aparador ha pasado por varias fases:
Creé un diseño muy atrevido de geometrías con cinta de cobre y vinilo imitación mármol, que me encantaba, pero pintandolos enteros con pintura Titanlux ecológica blanco satinado y poniéndole ratán en la zona de la vitrina, ha quedado mucho más actual.
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¡Feliz día!