Os presentamos esta preciosidad de casi 100 kilos, hecha con vigas antiguas de 5 cm de grosor sobre bastidor de hierro. Está acabada a la cera para resaltar la pátina natural de la viga. Este es el aspecto final una vez restaurada.
Cuando trabajamos con material recuperado, tenemos que tener siempre en cuenta que la madera que estamos utilizando, sigue viva, con movimientos constantes de dilatación y contracción. Estas son las vigas con las que se construyó esta mesa.
Esto no significa que la madera esté enferma, puede tratarse de humedad remanente o bien que la propia viga está adaptándose al nuevo soporte y necesita este pequeño movimiento interno.
A pesar de estar construida sobre un bastidor de hierro, con traviesas en varios puntos para evitar este movimiento, es inevitable que aparezcan este tipo de grietas. Lo primero que debemos hacer es limpiar bien el hueco de la grieta con bisturí.
Lo podemos restaurar con pequeñas “filetes de madera” que cortamos a medida para ir rellenando los huecos, sin forzar. Trabajamos pequeñas secciones para facilitar que se adapten al hueco de la grieta, y para alisarlas utilizaremos un formón afilado.
Una vez rellenadas todas las grietas, solo nos queda entonar, dar un color para unificar el conjunto y disimular en lo posible las partes añadidas.
Este es el resultado, estamos muy safisfechas con el resultado, la mesa lo merece por su belleza, ¿no os parece?