Lo sé, lo sé…
Pensaréis que soy un poco impaciente, pero cuando se trata de la primavera resulta que no lo puedo evitar.
Seguramente será debido a que, aún estando en pleno invierno, estos días soleados y de temperaturas suaves que estamos disfrutando, a ver los escaparates de las tiendas con el avance de temporada de verano o que ya se empieza a notar que los días se alagan… que se ha despertado dentro de mi el gusanillo de la primavera.
Yo vivo la espera de la primavera y el principio del verano en tres fases.
1ª FASE: yo la llamo fase balcón. Es esa época del año en la que, aunque todavía hace frío, me siento en el balcón en esos días de sol a disfrutar de un ratito de lectura o un buen aperitivo…
2ª FASE: en esta fase la cosa se pone más seria. Aquí ya pasaríamos a la fase terraza, bikini en mano y resguardada del viento para ir cogiendo un poquito de bronce…
3ª FASE: La terraza está muy bien pero el calor ya empieza a notarse, llegó el momento de coger los trastos e ir a la playa…
Pero como esto no es una carrera de fondo, iremos paso a paso por que cada fase tiene su encanto. Empecemos por el balcón.
Son espacios pequeños a los que con un poquito de gracia les podemos sacar mucho partido y convertirlos en una prolongación de nuestro casa.
Los balcones, por sus reducidas dimensiones, pasan a ser los eternos olvidados…pero en las imágenes que os he mostrado anteriormente podéis ver como con un poquito de mimo, de un pequeño espacio, podemos sacar una gran solución y una pequeña vía de escape al exterior.