Es siempre elegante y encaja a la perfección en ambientes tanto masculinos como femeninos. Además, aporta mucha personalidad a cualquier estancia. Un salón romántico o femenino adquiere una nota más contemporánea con una pieza de cuero natural. Un dormitorio Shabby se transforma si añadimos un banco de cuero. Un comedor clásico se actualizar con esta piel.
Aunque la piel auténtica puede resultar cara, lo cierto es que hoy día disponemos en el mercado de imitaciones sintéticas fantásticas.
En ambientes de estilo industrial y lofts se ha llevado más el cuero envejecido, en antiguos sofás chester o butacas de estilo inglés, pero hoy por hoy a mí personalmente me atrae mucho más el cuero limpio, de color liso.
La piel requiere de un mantenimiento algo cuidadoso si queremos que se conserve bien. Para ello existen en el mercado jabones y ceras especiales. También es muy importante evitar la luz del sol de forma directa, porque se quemaría perdiendo su color y textura original. Además, tenemos que asegurar un ambiente con un nivel óptimo de humedad, para que la piel no se seque demasiado y se cuartee.
Más allá de estos cuidados básicos, la piel es muy agradecida por su calidez, por su resistencia y por su forma natural de envejecimiento.
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