Primero fueron los suelos blancos, luego los negros, después el roble, y ahora, cuando se trata de parquet, vuelve con fuerza el noble suelo en espiga.
El dibujo y movimiento que aporta este tipo de suelo se contrapone a la tendencia más minimalista de los suelos con grandes tablones en roble o en acabados más homogéneos.
Personalmente, nunca ha dejado de gustarme la espiga; todo depende del material (la madera en este caso) y el acabado (barnices, tintes y demás aditivos). De momento, me mantengo en la naturalidad, ¡aunque quién sabe si el alto brillo no volverá también dentro de poco a nuestros suelos!
¿Qué os parece a vosotros el suelo con parquet en espiga?
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