Posiblemente este retorno sea una reacción frente al minimalismo nórdico; a esto se puede sumar el auge de la artesanía y la necesidad de un consumo más responsable que nos lleva a la utilización de productos naturales y/o recuperados.
El estilo bohemio no se ha ido nunca, lo sé. Mama directamente de los folclores locales, y ¿qué puede ser más tendencia que el espíritu folkie? Ahora creemos que los folks son los norteamericanos de cuarta o quinta generación, que evocan a sus antepasados colonos. Pero los folkies han estado presentes en nuestro entorno desde hace mucho más tiempo.
¿Quién no recuerda esa estética zíngaro-romántica de algunos hippies en los años setenta? ¿Y acaso no estaban impregnados de folclore y bohemia los soñadores de pintores que se instalaban en París sin un clavel en el bolsillo? ¿Y esa estética tan mediterránea que combina de forma armónica las tradiciones de tanto países y culturas?
La revalorización de la artesanía local es sin duda el principal pilar sobre el que se sustenta esta tendencia y también el mestizaje y el eclecticismo. ¡Bravo! Me encanta. Me encantan las mezclas, la decoración polivalente, la belleza del desorden y la calidez del estilo bohemio.
Como estilo puro no tiene por qué ser del gusto de todo el mundo, pero lo positivo es que esta tendencia nos abre las puertas a mil opciones creativas y compositivas. Vuelven los estampados étnicos, la cerámica y la lana. Vuelven las velas y las plantas, y vuelve el aire desenfadado e incluso estrafalario en algunos casos. Perfecto para añadir un punto de alegría a los espacios neutros del blanco y el gris.
¿Qué opináis del estilo bohemio? ¿Os gusta esta tendencia?
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