1.- Incandescentes. Son las tradicionales, que llevan un filamento dentro de un globo de cristal. Solo un 20% de la energía que consumen es transformada en luz, el resto es solo calor. Es por eso que son las menos eficientes.
2.- Halógenas. Han sustituido a las incandescentes. Aportan luz de forma instantánea y se pueden regular. Además, duran dos veces más que las convencionales.
3.- Bombillas de bajo consumo. Son ideales para lugares que vayan a estar iluminados mucho tiempo, pues consumen en torno a un 80% menos (con una duración de unas 15 mil horas). IMPORTANTE: Para eliminarlas hay que llevarlas a sitios de reciclaje, pues llevan mercurio.
4.- LED. Entre sus ventajas se encuentran el encendido de forma instantánea, no contienen mercurio ni plomo, son regulables, las hay de diferentes colores... Además, permiten ahorrar un 90% respecto a una incandescente (con 50 mil horas de duración).
Ejemplo práctico: En una vivienda, en un periodo de 20 años, con un consumo de unas 36.500 horas, el consumo sería:
- 36 cambios de bombillas incandescentes de 60W, con un valor de 300 euros.
- 12 cambios de bombillas halógenas de 35W, por 200 euros.
- 8 cambios de bombillas de bajo consumo de 18W, por 100 euros.
- Una sola lámpara de LED de 10W, por 50 euros.
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