La cocina es quizá uno de los espacios que requiere más personalización de nuestro hogar. Nuestra rutina diaria, nuestros gustos e incluso nuestras manías tienen que ver con la forma de distribuir la cocina y su diseño y hay que tomarlos muy en cuenta si se quiere lograr un lugar verdaderamente útil, cómodo y agradable.
En el caso de una pareja con hijos y que desayunan en casa, pensar en sitio específico para el café, tostadas, zumos o jugos, por ejemplo, será muy práctico en el día a día, pero si se trata de alguien que vive solo y desayuna fuera, pues no será necesario. Así podemos encontrar infinidad de casos diferentes, no solo a la hora de desayunar, sino en la comida, cena o en encuentros familiares o con amigos.
Éste interesante proyecto de Aurea Arquitectos, es el resultado de una reforma de una cocina donde se buscaba un ambiente abierto propicio para reuniones familiares.
Para conseguirlo, se ha unido la cocina con el salón y el comedor, y se ha utilizado un pavimento de color roble claro en toda el área, una buena forma de unir las diferentes zonas y hacer un espacio más homogéneo y sociable.
Su característica principal es la gran península blanca a la que se ha unido a continuación, una zona auxiliar totalmente integrada y de cara al comedor.
En aquella descansa toda la zona de trabajo, fregadero, lavavajillas, placa y campana de techo que no quita visibilidad, mientras que detrás están ubicados los muebles de columna con el frigorífico, hornos y despensas. En la encimera y el revestimiento de la pared se ha empleado el estupendo blanco seda de Krion.
La eterna combinación del blanco y la madera resalta un diseño abierto y luminoso que no decepciona.
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