1. Las casas prefabricadas no son un concepto nuevo. Aunque hoy en día están más de moda que nunca, la realidad es que las casas prefabricadas surgieron allá por 1908 en Estados Unidos, cuando la cadena de grandes almacenes Sears comenzó a vender sus casas en kit que enviaba a los compradores por correo junto con los planos para su construcción. Una vez en destino, las distintas piezas se montaban con la ayuda de un constructor local o por el mismo propietario, si éste era lo suficientemente atrevido y mañoso.
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2. Existen dos tipos de casas prefabricadas: las modulares y las viviendas en kit . Las viviendas modulares se construyen en su mayor parte en fábrica y se transportan al terreno totalmente equipadas con puertas, ventanas y todos los acabados interiores terminados. Una vez hechos los trabajos de cimentación y unión de módulos, se realizan únicamente las instalaciones de luz y agua y la casa queda lista para vivir. Para la casas prefabricadas en kit, las piezas son enviadas al terreno sin montar y es aquí donde se realizan las tareas de ensamblaje y labores de acabado por los distintos profesionales.
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3. Los materiales de fabricación son los mismos que se utilizan en la construcción tradicional. El material a utilizar variará en función de las dimensiones de la casa, la climatología del terreno y el presupuesto de construcción. La madera es un material ligero, barato y sostenible pero limita el tamaño de la edificación. El hormigón es muy duradero y permite construcciones de gran tamaño, aportando mayor aislamiento térmico y acústico. Por último, el metal (acero principalmente) es muy resistente, ligero y maleable, lo que permite adaptarse a cualquier diseño.
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4. Las casas prefabricadas pueden personalizarse. Se acabaron los tiempos en que optar por una vivienda prefabricada era renunciar a una casa con estilo y personalidad propia. Hoy en día y dependiendo de la empresa constructora, se puede tener tanta capacidad de decisión sobre el diseño final y acabados como se tendría sobre una construcción tradicional.
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5. Las casas prefabricadas son más rápidas de construir que las de obra tradicional. Por regla general, una casa prefabricada se construye en la mitad de tiempo que una casa estándar de tamaño y características equivalentes. El poder simultanear trabajo de cimentación con trabajo de ensamblaje, ausencia de agentes climatológicos que añadan retrasos, mayor control y mejor gestión de los equipos de trabajo son las claves de esta diferencia. Además los plazos de entrega se hacen más predecibles y podrás disfrutar de tu vivienda prefabricada en el tiempo planificado. ¡Todo un alivio!
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6. Una casa prefabricada suele costar menos que una de obra tradicional. La diferencia de precio suele rondar el 30% . Esta diferencia se debe a varias razones: la construcción se realiza en un entorno eficiente y controlado con la maquinaria y equipo necesario siempre disponible, se evitan los desplazamientos de profesionales, la compra de material se hace a gran escala y se evita la gestión de residuos en parcela.
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7. Y además los costes suelen ser previsibles. El hecho de que la construcción se lleve a cabo en fábrica hace necesario que todas las decisiones se tomen antes de iniciar la construcción, con el consiguiente ahorro de costes y que permite a las constructoras dar presupuestos prácticamente cerrados. Por ejemplo, la empresa española Casas InHaus ofrece precios finales y no presupuestos. ¡Ideal para los que no quieren sobresaltos!
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8. Construir una casa prefabricada es más ecológico que construirla en el terreno directamente. Las casas prefabricadas suelen ser más respetuosas con el medio ambiente a muchos niveles. Al ser construidas en fábrica, se minimiza el impacto en el terreno y su entorno durante esta fase , se generan menos residuos y se ahorran desplazamientos de personal y maquinaria. Además, algunos fabricantes van más allá, utilizando materiales reciclables o reciclados y/o incluyendo sistemas que utilizan energía de fuentes renovables para calentar el agua o la climatización.
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9. La calidad de una casa prefabricada es idéntica o superior a la de una casa convencional. La construcción en fábrica sigue unos estrictos controles de calidad durante todo el proceso y también elimina el riesgo de que los materiales se deterioren por agentes meteorológicos. Además, los materiales se cortan y ensamblan con precisión milimétrica y los módulos se crean con la robustez suficiente para ser transportados hasta el destino siendo estructuralmente inmejorables.
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10. Ampliar una casa prefabricada es más fácil que modificar una casa construida en terreno. Si eres de los que prefiere empezar por algo pequeño para después añadirle más espacio con otra planta, otra habitación, etc…, una casa prefabricada puede ser una gran opción ya que normalmente están diseñadas para poder ser modificadas aunque siempre es importante comentarlo de antemano con el constructor para que nos ayude a elegir el diseño más apropiado.
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Con esta información estamos seguro que ahora si estás en condiciones de valorar si una casa prefabricada está hecha para tí ¿te animarías?