Las premisas de las que parte la decoración de exteriores son similares a las de cualquiera de las habitaciones interiores. En función del espacio del que dispongamos, deberemos planificar un número mayor o menor de elementos. No es lo mismo disponer de un extenso jardín adornado con múltiples especies vegetales, que incluya una piscina y, además, un porche bajo el que ubicar una auténtica zona de descanso, que vivir en un apartamento dotado de una reducida terraza en la que únicamente tengamos espacio para unas jardineras, una mesa y una par de sillas.
La mesa principal actuará como centro neurálgico. Si es baja, el conjunto será equiparable a una sala de estar sin paredes y abierta a la naturaleza. Un sobre secundario servirá para colocar libros y revistas aunque, si dispones de espacio, decántate por una extensible de comedor como garantía segura de hospitalidad para celebraciones en compañía. Igualmente, si quieres dar un toque sofisticado y moderno, coloca en un rincón una mesa alta acompañada de un par de taburetes. Existen piezas que completan su función de apoyo con la de almacenaje, convirtiéndose en perfectos muebles-bar o armarios para toallas y ropa de baño en caso de que tengas piscina.
El rincón del sol
Una terraza de ciudad no suele prodigarse en metros cuadrados, pero te resultará sencillo dotarla de vida gracias al mobiliario apilable o plegable. Las primeras tienen la ventaja de que, al tener respaldo y brazos, resultan mucho más cómodas y saludables para tu espalda, pero, si no dispones de un trastero y no tienes más remedio que dejarlas a la intemperie, tendrás que cubrirlas muy bien y repasar su posible deterioro antes de colocarlas de nuevo. En cuanto a las plegables, es bastante fácil acomodarlas dentro de casa al llegar el frío encima de un armario o en el interior de una despensa.Por muy reducida que sea tu terraza, no rechaces la idea de contar con una tumbona: es el complemento perfecto de los rincones al aire libre. Un respaldo reclinable te permitirá entregarte a los beneficios de un baño de sol. Existen ejemplos en acero muy ligeros y ciertamente flexibles a la hora de guardarlos para la siguiente temporada.
Evidentemente, un modelo rígido en fibra o forja tiene el encanto añadido de unas mullidas colchonetas y suaves cojines que, gracias a una carta de lisos y estampados interminable, elevan las posibilidades decorativas al infinito. No te pierdas los modelos que incluyen ruedas y evalúa la diferencia que prestan otras opciones como una hamaca o una mecedora.
Paraísos en la ciudad
Sofás, divanes, bancos y balancines sólo son susceptibles dentro de áticos y jardines traseros amplios. Los grandes exteriores bien planificados se convierten en una delicia. Imagina tener organizadas diferentes zonas: una de comedor con una puerta cercana a la cocina, una de descanso decorada con estupendas piezas de fibra natural combinadas con tejidos frescos, una de barbacoa con un carrito que cuente con todos los artilugios necesarios y otra próxima a la piscina en la que colocar un par de hamacas con toldo incluido. Si logras distribuir adecuadamente todos estos ambientes, habrás creado un auténtico paraíso.El material del mobiliario es una decisión digna de reflexión. Las fibras se colocan en el primer puesto de las demandas, ya que su trenzado abierto permite la circulación del aire. Las de origen natural, como el ratán o el mimbre, cumplirán excelentemente su función, pero es importante que mantengas estos muebles en la sombra y relativamente distanciados de piscinas o duchas.
Son numerosas las empresas que trabajan con sintéticos que imitan a la perfección el trenzado, pero multiplicando su resistencia. Otras apuestas seguras son la teca y la forja, mientras que la resina está cayendo en desuso. Si prefieres el aire moderno al natural, no te pierdas las últimas creaciones en aluminio combinado con tejidos de poliéster y vinilo en colores extremadamente vivos.
Cuidado con el calor excesivo
Por último, unas notas acerca de la protección del sol. Si la zona exterior contaba ya con un porche, tienes vía libre para dejarlo así, pero existen opciones mucho más atractivas. Instalando unos rieles en el techo y colocando unas cortinas de hilo, la zona de descanso se llenará de romanticismo.También puedes acristalar el porche, pero deberás regular la temperatura interior a través del techo con un sistema mecánico de estores corredizos. También es posible realizar algo más de obra y dotar al techo de unos tragaluces, a los que completarás con pequeños toldos para regular la entrada de los rayos solares.
En los áticos la solución más extendida es la pérgola. Si eliges una estructura de madera, no te resistas a incluir una elegante celosía y, por supuesto, una cubierta de material impermeable que, a ser posible, se pueda plegar. Las terrazas son las grandes amigas de los toldos con brazos articulados, un elemento aliado de tu intimidad. Si no puedes materializar ninguna de estas soluciones, te invitamos a conocer las últimas novedades en sombrillas, parasoles y velas; protecciones puntuales y móviles que mantendrán lo que tú quieras al abrigo de la sombra.