Existe un lugar donde el tiempo se detiene. En el que el silencio se saborea. Mágico. Envolvente. En definitiva, lleno de charme, como dicen los franceses. He aquí una admiradora de ese concepto y que tan bien se experimenta en este pueblecito bretón llamado Bécherel.
Nos encontramos en la mayor concentración de librerías de compra-venta de ejemplares de segunda mano. Pasillos y más pasillos de estanterías a rebosar de libros, por donde es una delicia perderse y rebuscar durante un buen rato hasta encontrar algún tesoro.Y el ritual no acaba aquí. Con tu libro o libros bajo el brazo, lo siguiente es sentarse en uno de los muchos salones de té o cafeterías del pueblo, y disfrutar de una reconfortante velada de lectura.
Fuente imágenes: TocTocVintage!
Yo encontré mi tesoro. Como amante de los felinos que soy, me quedé atrapada ante la portada de la enciclopedia Larousse del gato, una edición de 1973.
Para los que vivimos en una gran ciudad, es una terapia regeneradora toparse con lugares como Bécherel, cerrar los ojos, respirar hondo, y como nuevo, de vuelta a la vorágine. Esa es la mejor medicina. y sin contraindicaciones.
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