Según Raúl Jiménez, de Coco Mat, un colchón debe atender a dos cualidades fundamentales: debe recibir nuestro peso y su superficie tiene que adaptarse a nuestra fisonomía. En este sentido, la cama de una mujer
delgada no será igual que la de un culturista, puesto que las exigencias de ambos casos en lo que respecta a la firmeza y a la flexibilidad no coinciden. Hay que tener en cuenta que, aunque parezca una afirmación exagerada, alrededor de un tercio de nuestra vida transcurre en la cama. Aún crees que invertir en descanso no es importante
La clave esta en la firmeza
Si miramos al pasado, seremos capaces de encontrar una explicación. Desde Pikolin nos cuentan que antiguamente, dormíamos en colchones de lana con bases de malla americana, que se hundían muy pronto, por lo que con el tiempo acabábamos durmiendo con la columna arqueada. Antaño, cuando predominaban en nuestro país los entornos rurales frente a los urbanos, los médicos sugerían colocar una tabla de madera entre el colchón de lana y la base metálica, comentan estos especialistas, añadiendo que de ahí esa creencia popular de que dormir en el suelo era lo más recomendable.Actualmente, debemos aceptar una nueva realidad que nos oriente hacia el verdadero descanso. Las curvas naturales de nuestro cuerpo deben hallar un reposo firme durante la noche, entendiendo por firmeza la resistencia a la deformación que tiene un material. Elasticidad y rigidez son los dos parámetros decisivos que harán que al levantarnos por la mañana tengamos fuerzas renovadas para enfrentarnos a una nueva jornada laboral. Un colchón no debe ser demasiado rígido, ya que el despertar llevaría aparejado dolores frecuentes de cuello y espalda. Al mismo tiempo, tampoco debe ser muy elástico, pues este hecho también resulta perjudicial para nuestra columna vertebral. Así pues, en la firmeza reside la clave, tal y como nos indican desde Coco Mat, asegurando además que lo ideal es que el colchón sea elástico y el somier que actúe de base, duro.
Un colchón para cada persona
Actualmente, hallar un soporte que responda a nuestras necesidades parece sencillo, dado que la oferta existente es realmente amplia. Cada firma maneja una escala propia en lo referente a la estabilidad de sus productos, con el fin de que cada persona elija la que más le convenga. Características individuales como el peso o la estatura son determinantes, por eso se recomienda la diferenciación, en las camas compartidas, del lugar que ocupará cada uno a través de lechos independientes. Con esto se consigue reducir el desgaste por una zona única del colchón. Igualmente, la persona con menor peso no se verá arrastrada hacia la otra, manteniendo siempre la postura. Evitar la transmisión de movimientos de una persona a otra es sencillo si contamos con bases a las que añadir diferentes proporciones de materiales rígidos y elásticos, tal y como indican desde Coco Mat.De igual forma, las necesidades de los niños no son las mismas que las de un adulto. El departamento de comunicación de Pikolín afirma que los niños crecen mientras duermen, estando la hormona del crecimiento asociada al primer ciclo del sueño. Para que su columna se desarrolle de acuerdo a unos parámetros naturales, tendremos que elegir un colchón que facilite la transición de la cuna a la cama. Mención aparte merecen las mujeres que esperan un bebé. Según Pikolin, no existe un colchón idóneo para la etapa de gestación, se trata más de un tema de postura corporal. Además, señalan que los meses más duros son los seis últimos, y las mujeres embarazadas no suelen comprar un nuevo colchón y de uso exclusivo para esta época.
Muelles vs. látex
Muelles, látex, viscoelástica El catálogo de materiales parece no tener fin, por eso es importante analizar los pros y los contras de cada uno en función de nuestras exigencias personales. El colchón de muelles es el paradigma de referencia cuando se habla de firmeza e higiene, pero es posible que la presión que ejerce sobre nuestro cuerpo nos cause incómodas molestias, puesto que si no tienen acolchados adecuados pueden ser excesivamente firmes. Dentro de este tipo de colchones, hallamos los de hilo continuo -más firme- y ensacado -más mullido-.La irrupción del látex pareció relegar al olvido el clásico soporte de muelles. Este material gomoso, transpirable y atérmico posee una excelente capacidad para amoldarse a nuestra fisonomía, pero debemos tener cuidado durante la compra, dado que existen diferencias entre el natural, que tiene su origen en la resina del caucho, y el sintético, procedente del petróleo sometido a diferentes procesos químicos. Aunque su óptima adaptación es una enorme ventaja, no debemos olvidar que nuestro descanso también se fundamenta en un soporte firme que recoja con firmeza nuestro peso.
Materiales de nueva generación
Últimamente, un nuevo material está en boca de todos: el viscoelástico, un sintético formado por células abiertas desarrollado por la NASA que elimina el problema de la presión de la superficie sobre la que nos acostamos, puesto que su adaptabilidad es total. Al combinarse con algún tipo de espumación de alta resistencia, logra ese toque firme que necesita el viscoelástico para no engullirnos por completo. La investigación sigue avanzando y son muchas las firmas que ofrecen colchones realizados con sintéticos revolucionarios.También existen otros materiales naturales con los que podemos cuidar de nuestra salud mientras dormimos, tales como la fibra de coco, las algas marinas o la crin de caballo. Respecto al primero, Jiménez nos comenta que los colchones que lo incorporan, mezclan este pelo trenzado con látex para que quede compacto, como si fuera una plancha de colágeno. Por su parte, las algas desprenden yodo, que son unos magníficos receptores de humedad que se llevan empleando en el norte de Europa desde hace mucho tiempo. En cuanto a la crin de caballo, señalar que se trata de un producto muy adecuado para el sueño de las personas que sufren reuma o artritis.
Nuestra espalda está sometida a las largas horas de oficina frente al ordenador, a los interminables atascos que nos atan al asiento del coche y a las malas posturas que adoptamos al levantar pesos o al intentar alcanzar objetos situados en lugares altos. Para mimarla cuando termina el día, nada mejor que una noche reparadora, y esto sólo se consigue si nos tomamos en serio nuestras horas de sueño y apostamos por un colchón que haga que el insomnio y los dolores musculares sean sólo malos recuerdos del pasado.
Agradecimientos a Raúl Jiménez, de Coco Mat, y a Pikolin.