Tal y como hemos comentado en otras ocasiones, hay muchas medidas que podemos llevar a cabo en una vivienda para limitar el gasto energético. Hablamos de consejos para reducir las facturas de la luz, el gas o el agua, tales como garantizar un buen aislamiento, controlar la temperatura, usar temporizadores, emplear bombillas de bajo consumo... Sin embargo, hoy queremos centrarnos en el origen de todo, la construcción de la vivienda, y es que si tenemos en consideración ciertas cuestiones, podemos conseguir un edificio más sostenible, con un diseño que, a la larga, reduzca el consumo energético.
Así, hay dos factores que se pueden tener en cuenta en la construcción: la forma y la orientación de la vivienda. ¿De qué manera influyen dichos factores?
1 Por un lado, la orientación de los muros y las ventanas de la casa van a afectar a las ganancias o a las pérdidas de calor del edificio. De este modo, en las zonas más frías es interesante que los cerramientos más grandes, los acristalamientos y las habitaciones de uso común estén orientadas al sur. Por su parte, los acristalamientos y superficies que estén orientadas al norte deben tener el menor tamaño posible.
Por el contrario, en las zonas más cálidas, es mejor que orientadas al sur y suroeste se encuentre la menor cantidad de superficie acristalada posible, ya que son las que reciben mayor radiación solar.
2 Por su parte, en cuanto a la forma, hay que ser conscientes de los acabados que nos van a permitir reducir la pérdida de calor. Por ejemplo, las estructuras con formas redondeadas y compactas no pierden tanto calor como las que tienen huecos, entrantes y salientes.
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