La llegada del mes de septiembre tiene una connotación un tanto negativa para la mayoría de los estudiantes: la vuelta a los libros y a las clases. El nuevo año académico echa el cierre a las vacaciones y cambia la playa por el colegio o el instituto. Los niños en edad escolar suelen retomar con desgana sus obligaciones de cara al estudio, más aún si no disponen de un lugar adecuado en la casa para desarrollarlas. Asimismo, a medida que nuestros hijos se convierten en adolescentes y aumenta su conocimiento del mundo y sus relaciones sociales, el fomento de la disciplina y la responsabilidad resultan fundamentales.
Si el espacio dentro del hogar es reducido y no podemos establecer una estancia dedicada en exclusiva para estudiar, debemos distribuir con acierto las tres funciones principales que se agruparán en una misma habitación: descanso, juego y estudio. En general, la habitación del estudiante debe cumplir una serie de condiciones para invitar a la concentración. El desorden y las distracciones son elementos prohibidos si nuestro fin es lograr que se aprueben todas las asignaturas.
Ambientes diferenciados
Valerse del color para marcar los límites entre el deber y el ocio es una solución realmente apropiada. El uso inteligente del grupo de los fríos promete buenos resultados a la hora de centrarse en la tarea. Así, el empleo del azul estimulará la mente del joven, al tiempo que el violeta, color de la sabiduría, despertará su intelectualidad. Lograremos nuestro objetivo pintando las paredes jugando con tonos claros de poca saturación, ya que demasiada intensidad alteraría el sueño tras el esfuerzo realizado delante de los libros.
Si la separación virtual que concede la pintura no resulta factible, los elementos estructurales tomarán el relevo. Las barreras que propone la decoración para separar ambientes son múltiples y su empleo dependerá de tus gustos y tu economía. En este sentido, la zona en la que quede ubicada la mesa de estudio podría estar elevada en una tarima de apenas un escalón de altura o separada por un murete de media altura. Por otro lado, ciertos complementos móviles, por ejemplo, un biombo, cumplirán el objetivo diferenciador de modo puntual, además de aportar un toque decorativo especial.
Mobiliario al servicio de la mente
En el momento de seleccionar el área, cuidaremos de situarla en un lugar libre de distracciones. Situar frente a la ventana las dos piezas fundamentales que servirán de mobiliario, mesa y silla, es una cuestión que divide las opiniones de los expertos. Unos lo consideran fundamental porque relaja la vista y evita la sensación de agobio que provoca la pared, pero otros admiten que se trata de un error porque despista al adolescente de su labor mirando a través de ella. Al margen de lo que finalmente decidas, debe primar la comodidad por encima de todo.
En cuanto a la mesa, cuida que ésta sea amplia y capaz de albergar la ingente cantidad de libros, cuadernos y apuntes que genera la época de exámenes. Con el fin de que tu hijo no quede sumido en un caos, la existencia de bandejas, archivadores y otros elementos de almacenaje resulta vital. De esta forma, la organización facilitará tener todo lo necesario a mano. Respecto a la silla, sin duda, lo mejor es un modelo completamente anatómico que ayude a mantener una postura correcta de la columna vertebral.
La importación de la iluminación
Otro de los aspectos que hay que cuidar al máximo es la iluminación. La natural es la más recomendada, pero no siempre las horas de estudio coinciden con el día. De hecho, son muchos los que aprovechan la tranquilidad de la noche para fijar los conceptos. Será perfecto si combinas un punto de luz indirecta en el techo y un flexo de bombilla azul en la mesa. Para que el joven no se haga sombra con el brazo al escribir, recuerda colocar el flexo a la izquierda si es diestro y a la derecha si es zurdo. Lo que nunca debes plantearte es el uso de tubos fluorescentes o de una única fuente de luz en la mesa con la habitación a oscuras.
Respecto a la temperatura ideal para el estudio, será la sensación térmica de tu hijo la que determine si está a gusto o no. Mantén la habitación entre 18 y 22º C, puesto que un ambiente algo fresco fomenta el rendimiento más que uno caluroso. Regula los aparatos de climatización y procura que no generen ruido. Igualmente, es importante ventilar la estancia de vez en cuando para renovar el aire y oxigenar el cerebro, además de beber agua para facilitar la hidratación.
Por último, mencionar el que con seguridad constituye el elemento más decisivo de todos: el silencio. Conseguir esta preciada condición es incluso más prioritario que poner en práctica todos los consejos decorativos y de distribución del espacio correctamente, ya que el ruido es incómodo e impide mantener la atención en la materia.
Un excelente truco para amortiguarlo es poner música instrumental suave de fondo. Un sonido armónico a bajo volumen resultará relajante para el estudiante. En resumen, piensa que, aunque él sea el que hará el esfuerzo de verdad, tú debes y puedes ayudarle a obtener las mejores calificaciones.