1 La zona de la preparación de los alimentos. En ella debe haber, sobre todo, un espacio amplio y despejado de mesada, a unos 5-10 cm por debajo del codo flexionado, entre las zonas de lavado y de cocción para trabajar y preparar los alimentos. Debería ser de fácil acceso y tener todos los accesorios a mano.
De este modo, los materiales ideales para esta zona son el acero inoxidable y el granito, ya que soportan altas temperaturas, líquidos, golpes...
Por su parte, también conviene tener un espacio dedicado a los electrodomésticos y los enchufes. Y, si la cocina es grande, lo mejor es una isla, que proporciona muchísimo espacio de trabajo y almacenaje.
2 La zona de cocción. En este área se encuentran la vitrocerámica, el horno, el microondas... Lo mejor y más práctico es tener el horno separado y lo más alto posible. Además, una parte esencial es el sistema de extracción, que nos va a permitir evitar malos olores, acumulación de humo...
La mesada de este espacio debe ser más pequeña y situarse junto al fuego, así como tener una parte de superficie ignífuga que resista al calor, para apoyar las ollas.
3 Zona de lavabo. Puede estar formada de un lavabo doble o simple, y debe estar a unos 5 cm por debajo del codo flexionado. Además, lo ideal es que haya un espacio de unos 60 cm al lado de la pila para dejar los platos, o encima, a la altura de los ojos.
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